Hundimiento de unos, infierno de los otros

Pedro Calvo Hernando
01:00 • 30 dic. 2016

La brillantez de la disputa interna en Podemos, de la que les hablaba el otro día, se está transformando en algo extremadamente arriesgado, pues sus adversarios aprovechan bien esa revuelta interna para tratar de minar las estructuras políticas e ideológicas del partido de Iglesias. No es fácil distinguir en ese bombardeo el factor de agresión del factor de reconocimiento por los demás del papel que juega Podemos al conseguir que todo el mundo esté pendiente de sus avatares. Esa es una incógnita de la que muy pronto saldremos, estoy seguro. Y previsiblemente será para clarificar el ambiente y aclararse ellos, porque otra cosa me parece en principio inimaginable y contraria a la lógica interna de esta pugna y de su proyección en el otro bando y en la fotografía global de lo que sucede en torno al partido morado. ¿Por qué la reiteración argumentaría por parte de la gran mayoría de los observadores políticos, lejanos o cercanos al mundo 'podemita'? Porque inevitablemente todos observan este fenómeno como lo más relevante de lo que ocurre en la política española ahora mismo.
Mi visión particular es que si los de Podemos consiguen despojarse de la soberbia que tanto les ha perjudicado y evitar sus errores garrafales, ese cambio muy pronto se dejaría sentir en el curso de las cosas. Por poner un ejemplo de error garrafal: cuando Pablo Iglesias nos salió con aquella ocurrencia de autonombrarse vicepresidente del gobierno, con varios ministerios adjudicados también porque sí a varios de sus colaboradores. Eso era cuando su idea se centraba en lo del gobierno de la izquierda, cuando "concedían" a Pedro Sánchez el "favor" de nombrarle presidente de un gobierno del cambio bajo el color genérico de la izquierda. Ya sabemos todo lo que vino después y la indignación de los socialistas, que con otras ayuditas, se cargaron el proyecto hasta llegar a la abstención en la investidura de Rajoy. Y la sombra permanente de Susana, bien conocida por su poco disimulada ambición, y la general conjura para cargarse definitivamente a Sánchez. En las manos de Podemos había estado evitar todo eso cuando era posible. Ya vemos lo ocurrido: el hundimiento del PSOE y el roce de Podemos con el infierno. Pues adelante.







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