Asalto a los cielos

`Vuelve un discurso político influenciado por las corrientes utópicas y revolucionarias de otras épocas`

José Ramón Martínez
23:39 • 03 ene. 2017

“El cielo no se toma por consenso sino por asalto”, soltaba Pablo Iglesias en la manifestación de Madrid, enero del 2015, ante el entusiasmo de miles de personas. La frase no parecía nada especial, pero con el tiempo ha sido premonitoria de una forma de hacer política. Al mismo tiempo, en Cataluña, en ebullición desde hacía algunos años, el tema de la independencia acaparaba de forma avasalladora la vida política y social. Un proceso que presentaba numerosos signos de inmadurez y aventura. 


Las nuevas élites Retomando la frase de Iglesias, recordé el documental de Javier Rioyo “Asalto a los cielos”, sobre el asesinato de León Trotski a manos de Ramón Mercader. Un catalán que vivió con intensidad los movimientos revolucionarios de la Barcelona de principios del XX, germen, no se debe olvidar, de los estalinismos más puros de la época. Mercader, un joven adelantado a su tiempo, sabía varios idiomas, creyó que asesinando al líder ruso se abrirían las puertas del paraíso. 
Hoy tenemos un grupo generacional, próximo a Podemos y al movimiento independentista, que reúne algunas de las señas de identidad de las corrientes utópicas y revolucionarias de un mundo ya lejano. Sociólogos, politólogos, publicistas, analistas postmodernos…La lista es interminable de los que se mueven alrededor de estos colectivos y que ocupan centros de poder político y comunicacional. Aunque lo nieguen, y les cueste asumir sus responsabilidades, empiezan a formar parte del establiment dominante. 


Diseñadores del futuro Pero con sus pros y contras, estas nuevas elites emergentes han servido para poner encima de la mesa problemas significativos para la convivencia, que se hacía necesario abordar. El primero de todos, son los índices de paro y desigualdad de los últimos años, que nadie, ni derecha ni izquierda, ha sido capaz de afrontar. Al igual, el problema territorial y en concreto el asunto catalán, que lleva en portada desde hace mas de 15 años, que no es poco.  Sin caer en críticas laminadoras o liquidadoras, se hace imprescindible no solo acertar con el diagnostico sino también con las soluciones, o la esquizofrenia se extenderá. 
Por otra parte, estos jóvenes brillantes son capaces de dibujar en una pizarra como alcanzar el cielo y llegar al paraíso, sea éste la revolución o la soberanía plena. Sin embargo, su capacidad para hablar y negociar cara a cara con los que no piensan igual, parece harto difícil. Y es que están tan seguros de sus argumentos “imbatibles”, que son incapaces de crear un marco de diálogo y entendimiento. Su hábitat es el mundo virtual y de ficción, alejado de la realidad, donde al parecer todo es posible y nada tiene consecuencias. 




Epilogo Es curioso, como en estos últimos años se ha señalado de forma despótica al llamado Régimen del 78, como la causa de todos los males. El concepto de Régimen fue inventado, hay que recordarlo, allá por los años 90, por el sensacionalismo mediático y político más intransigente que ha tenido este país. Ahora algunos vuelven a resucitarlo con su análisis simplista de la realidad, que no tiene en cuenta las complejidades del mundo actual. 
Para terminar, me ha parecido oportuno evocar las palabras de la escritora Margarita Rivière, meses antes de su adiós:  “Aquí muchos no tenemos nada que ver con la casta ni con enriquecimientos de ningún tipo y nuestros sueños han sido y serán seguir construyendo un país más civilizado y justo, una comunidad de hombres y mujeres libres”. Mañana: La generación del 75-(2)






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