Como dijo el aristócrata italiano en la decadencia de principios de siglo: es preciso renovar algo de vez en cuando para que todo siga igual. La última encuesta de Sigma II prueba que un tanto por ciento elevado de votantes del PP prefieren a Susana Díaz como candidata del PSOE para las próximas elecciones. En cambio un 33% de los militantes socialistas estima que el candidato debiera ser Pedro Sánchez. Con estas prospecciones lo que se demuestra es que la política española seguirá más o menos lo mismo que antes que interviniera la gestora. Una buena parte del partido sigue diciendo no y no a la política del partido conservador. El papel de Javier Fernández, alabado, cómo no, por Mariano Rajoy no sobrepasa el hecho de proporcionar la abstención para deshacer el condenado bloqueo donde estuvimos paralizados casi un año. El resto queda igual que el primer día, ya veremos cómo queda la nueva táctica socialista de poner patas arriba las impopulares leyes de este Gobierno. Es cierto que se perdió una gran ocasión de oro. Con la unión electoral de PSOE y Podemos se pudo jubilar a Mariano Rajoy, pero el delirio asambleísta del de la coleta hizo pensar a sus estrategas que lo verdaderamente inaplazable era eliminar a la izquierda del PSOE dejando al PP tan ricamente sentado en el sillón de la Moncloa. Veremos ahora cuántos años deben pasar para llevar a cabo la deseada remontada. Por de pronto Rajoy no quiere saber nada. El cree que la economía española va viento en popa. Se está creando empleo y lo que afirma la oposición sobre el umbral de la pobreza y la precariedad laboral son para la derecha cuentos chinos que no necesitan mayor explicación ante la prensa desafecta. Y aún nos quedan dos problemas acuciantes que cada cual disimula bajo sus capote como puede: uno es el referéndum catalán para la independencia y el otro saber si el PSOE encontrará un candidato a la medida de todas sus aspiraciones de gobierno. Por de pronto Susana anda con pies de plomo por el borde del alero. Ella cree que si se pronuncia por el PSOE nacional y abandona Andalucía, tal como le están pidiendo, aunque sea por unos meses, puede suscitar la ambición por el poder de muchos de sus compañeros y aquí fue Troya. En fin, demos tiempo al tiempo a ver qué ocurre en unos meses que vienen.
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