La armonía fiscal del robo

Los socialistas almerienses, ese voluntarioso cuerpo de baile regional por sevillanas, dicen ahora que la Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, “ha abanderado” (sic.) esa estrambótica conferencia parcial de presidentes autonómicos que acaba de celebrarse en el Senado. De entrada, sorprende que desde el obrador del progresismo más genuino se recurra a metáforas añejas como la de “mujer bandera”, tan arraigada en la revista y el cuplé cuartelero, y que a muchos recordará aquellos años en los que los hombres llevaban en su interior un abanderado y las mujeres una princesa. Pero no nos desviemos. Para el PSOE almeriense, la enseña de esa asamblea autonómica ha sido la petición formal de la dirigente andaluza de “armonizar” (sic.) la fiscalidad de todos los territorios. Pero no a la baja, claro, sino al alza, para que nadie pueda decirle a doña Susana que ella, que es el mástil en el que se iza el discurso social del hemisferio norte, está al frente de la comunidad en donde más se exprime al contribuyente. Y como la Junta es a la solvencia financiera lo que el Gruyere al mundo de los quesos, hay que sacar todo lo que se pueda a cuantos más andaluces se pueda, para ir tapando agujeros.  Y para evitar que cada vez sean más los andaluces que tienen que empadronarse fuera de Andalucía para que no les arrebaten buena parte de sus herencias, doña Susana ha ido a esa conferencia a pedir, entre muestras de alborozo de su cuadro flamenco en Almería, que el resto de españoles sean molturados fiscalmente del mismo modo que lo somos los andaluces. Los socialistas almerienses deben estar orgullosísimos y felicísimos de que la Junta de Andalucía les confisque por la cara buena parte de los bienes por los que sus padres ya tributaron escrupulosamente a lo largo de sus vidas. Así son ellas y ellos. De todos modos, si va a conjugar el presente de indicativo del verbo “robar”, no olvide que en el idioma socialista andaluz se dice ahora “armonización fiscal”: yo robo, tú robas, él roba, etcétera.