A poco que busquemos una persona mayor a nuestro alrededor, podemos observarla al pie del cañón, con más carga de responsabilidad; como si no hubiese lidiado suficiente en la vida, se enfrenta a la ardua tarea de estirar su maltrecha pensión, esa que no va acorde con la vida porque se han empeñado en ni siquiera volver a revalorizar con el IPC, y es que ahora se hace cargo, no solo del cuidado, también de parte de la alimentación de sus nietos, porque el paro, la explotación laboral y las migajas que vienen llamando sueldos, llevan mucho tiempo instalados en casa.
Pasear, jugar con ellos, ir al parque,… son casi la única medicina para los achaques propios del devenir de los años, y es que ha optado, como más del 15% de pensionistas, por no retirar todo lo que debiera de la farmacia pues, con el copago, no se lo puede permitir, y tiembla al pensar que se materialice la subida del repago farmacéutico a los pensionistas, anunciada por la ministra. ¿Por qué no se buscan alternativas de ahorro farmacéutico, como la subasta de medicamentos que propone Andalucía y que ahorraría al Estado unos 1500 M€?
Y si no tenía suficiente, al aumento de la factura de la luz estos años, se le suma ahora otra indecente subida. Seguramente, tendrá que dejar de utilizar la calefacción incluso con sus nietos presentes, por imposibilidad de pago. Está harto de que le cobren un dineral sujeto a factores aleatorios, y de que el Gobierno mire más por las eléctricas que por los consumidores, pues tiene la potestad de fijar tarifas – somos el único país de nuestro entorno sin organismo regulador – Además, ¿para cuándo la eliminación del impuesto al Sol y el mayor uso de renovables?
Si ahondamos en su memoria, le viene al pronto aquella canción de Serrat que antes veía lejana pero con la que hoy empatiza: “Si se llevasen el miedo, y nos dejasen lo bailado… Y después de darlo todo – en justa correspondencia – todo estuviese pagado… Quizá llegar a viejo sería más llevadero, más confortable, más duradero.” Pero se da de bruces con la realidad, ni más llevadero, confortable ni duradero, es más, parece que se le castiga, se le arrincona en la historia y pocos entienden que todos llevamos un “viejo” encima.
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