El perdón es como la lluvia: bendice por igual a quien lo da y a quien lo recibe. La frase se le suele atribuir a William Shakespeare. Y subrayo esta precaución porque dado el profundo y bien señalado conocimiento que el ex ministro Federico Trillo atesora sobre la obra del inmortal bardo inglés, extraña que él mismo no se hubiera aplicado tan buen consejo en los momentos de mayor tribulación durante su paso por el Ministerio de Defensa. Me refiero, claro está, al accidente del famoso Yak-42, avión con nombre de bóvido, en el que perdieron la vida 62 militares españoles al estrellarse durante una misión de paz en 2003. El desastre fue gestionado pésimamente por el gobierno del PP y han sido necesarios 14 años para que un ministro del mismo partido pida perdón, en nombre del Estado, a las dolidas familias de las víctimas. Es cierto que durante muchos años parte de la oposición política y mediática al PP convirtió esta catástrofe en banderín de enganche y elemento de agitación. Pero no voy a eso. Me fijo en la capacidad del perdón como herramienta de comunicación y gestión de crisis. ¿No hubiera sido mejor, y más justo, pedir perdón inmediatamente por lo mal que se hicieron las cosas? Ya nadie pide perdón por nada, porque creemos que eso nos debilita, cuando es justamente al revés. Por eso sorprende que los que ahora exigen aún más perdones del gobierno popular hayan olvidado el accidente no aclarado del Cougar, ese helicóptero con nombre de felino, estrellado –o derribado- con 17 soldados españoles muertos, en circunstancias aún muy confusas en Afganistán, en 2005, durante una presunta misión de paz -en una zona de guerra- y durante un gobierno del PSOE. ¿Cómo es posible que se quiera colgar a Trillo in aeternum los 62 muertos del Yak y que nadie recuerde al ministro Bono –que también tuvo una gestión muy cuestionable de la tragedia- los 17 muertos del Cougar? Pues porque en España todos somos víctimas de la parcialidad, del sectarismo y de la permanente doble vara de medir.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/121906/bolidos-felinos-y-victimas