La escalada en el precio de la electricidad que se ha producido en los últimos días, coincidiendo con una ola de frío, ha puesto en peligro la salud de muchas personas y ha convertido en nuevos pobres a miles de españoles, al colocar fuera de su alcance un bien que debería ser considerado básico.
Lo peor de esta situación es que se ha producido con la conformidad del presidente del Gobierno, que no ha movido ni un dedo para proteger a la población e incluso se ha permitido frivolizar con el problema, asegurando que el precio de la luz bajará porque “va a llover”. Visto lo visto, al frente de España no tenemos un presidente, sino al hombre del tiempo.
El agua, la luz y el gas son bienes básicos y, como tales, deberían estar garantizados, aunque en este país el Gobierno prefiera mimar a las grandes empresas energéticas.
Por la dejación de funciones que deliberadamente ha hecho Rajoy nos encontramos con que, en España, no se paga por la energía que consumimos, sino también por la que no consumimos. El ciudadano medio es incapaz de descifrar el jeroglífico que recibe por carta cada mes. Hace falta transparencia.
Pero, además, resulta urgente que en nuestro país se reduzca el coste energético y eso sólo puede conseguirse caminando hacia un modelo más sostenible, en el que predominen las energías renovables, un escenario hacia el que Rajoy no ha querido avanzar, para mantener el actual statu quo en el sector eléctrico.
En estos cinco largos años de Rajoy como presidente no sólo se ha fallado en el diseño de una política energética buena para el país, sino que también se ha fallado en lo más básico, como es asegurar el suministro eléctrico a las familias.
Los apagones sin previo aviso, algo impropio de los tiempos que corren, son habituales en el interior y el norte de nuestra provincia. Y esto es así por la voluntad expresa del Gobierno de Rajoy, que en 2012 decidió sacar de la planificación energética estatal la infraestructura que había planeado el Gobierno de Zapatero para resolver este problema de suministro: la construcción de una línea eléctrica de alta capacidad entre Vera y Baza.
De no haber sido paralizada primero y descartada después por el Gobierno del PP, esta línea eléctrica estaría evitando los apagones que hoy se siguen produciendo en nuestra provincia. Además, muchas empresas que no se quieren instalar en nuestro territorio por esa falta de suministro, tendrían el problema resuelto. En resumidas cuentas, estamos perdiendo dinero y calidad de vida porque el presidente del Gobierno prefiere beneficiar a sus amigas las grandes empresas eléctricas.
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