Espías, ausencias y exigencias

Me gusta insistir en el carácter filantrópico de esta columna, que está marcada históricamente por un indeclinable compromiso de servicio público. Sé que hay malvados que no me creen, pero en las próximas líneas encontrarán argumentos para desactivar su taciturna percepción de estas líneas. En este sentido, permítanme que vuelva a avisar a mis amigos del PSOE de Almería acerca de la cada vez más palmaria presenta de un agente infiltrado en sus servicios de prensa. Y lo digo porque el espía ha vuelto a engañar lamentablemente al portavoz municipal del PSOE, el senador Juan Carlos Pérez Navas, al que, quizás con la ayuda de filtros o pócimas, ha obligado a firmar una nota de prensa exigiéndole al Alcalde que reclame urgentemente la presencia del Ministro de Fomento en Almería y que se muestre más reivindicativo con las comunicaciones ferroviarias de Almería. Ya digo que debió ser una potente droga o un supremo embeleco lo que confundió al veterano líder socialista, porque sólo desde la privación de las capacidades cognitivas que producen las brujerías se entiende que él, precisamente él, que ha estado catorce meses callado o –lo que es peor- justificando el desprecio de la presidenta socialista de la Junta a la entrevista que le solicitó el Alcalde nada más ser nombrado, venga ahora a meter prisas a nadie para que se celebren visitas. Pero la maldad suprema del infiltrado se aprecia al obligar al pobre Pérez Navas a pedir al Alcalde más visibilidad en la reivindicación de mejoras ferroviarias, cuando todo el mundo es consciente de que, a diferencia del medroso Pérez Navas, el alcalde no sólo ha encabezado manifestaciones pidiendo al Gobierno mejores trenes, sino también cuando se le ha pedido a la Junta el materno-infantil, el final de la obra de la Plaza Vieja, la eliminación de las aulas portátiles o un conservatorio, reivindicaciones todas en las que el exigente Pérez Navas ha brillado con su ausencia. ¿Ven como llevo razón? En el PSOE tienen el enemigo dentro. También en esto.