Almería es la excepción

Armando García
01:00 • 04 feb. 2017

Si hay algo que ha demostrado la reciente ola de frío es que Almería es una excepción. Para lo bueno y para lo malo. Nos encontramos ubicados en una esquina, olvidada tanto para las modernas y civilizadas infraestructuras de transporte como para las inclemencias meteorológicas. Por latitud y por obra y gracia de nuestro relieve físico hasta las olas de frío nos ignoran. Almería ha sido la única zona de producción agrícola de toda Europa capaz de seguir produciendo mientras que en el resto del continente no eran capaces de seguir cosechando. Con orgullo, como debe ser, esto lo han reconocido oficialmente los exportadores españoles  al afirmar que Almería ha demostrado ser el proveedor de frutas y hortalizas más seguro y estable de toda Europa. Tenemos que saber valorar lo que tenemos. Nuestra excepcionalidad, a consecuencia de unas condiciones climáticas únicas y de las abundantes horas de luz solar, son los privilegios naturales que se encuentran claramente a nuestro favor. Por eso, y porque Almería lleva trabajando duro más de cincuenta años, esta provincia se ha convertido en un referente mundial de la hortofruticultura bien hecha. Le pese a quien le pese. Está bien recordar estas cosas cuando nuestros políticos defiendan, por ejemplo, que a Almería no le falte el agua. Cuando alguien cuestione para Almería el agua que demanda su sector agroalimentario estará cuestionando que millones de consumidores europeos puedan seguir comiendo frutas y verduras europeas durante el invierno. Que nadie olvide que Almería exporta agua. En esta tierra llevamos más de medio siglo enviando agua en forma de frutas y de verduras. Europa lleva todo ese tiempo consumiendo nuestra agua, y lo seguirá haciendo porque en ninguna otra parte del continente cuentan con las excepcionales condiciones que la naturaleza sí ha concedido a esta esquina olvidada de la península. Aquí sigue creciendo la superficie invernada y en el interior de España el campo pierde habitantes. Debemos sentirnos orgullosos de ser los únicos capaces de producir a pesar de la adversidad climática. En cierto modo, la ola de frío ha demostrado el importante papel que Almería juega como garante de la soberanía alimentaria europea. Gracias a nosotros, los mercados comunitarios han seguido vendiendo en enero productos europeos. Es decir, gracias a Almería los consumidores europeos no han estado obligados a comprar alimentos procedentes de países lejanos que no son miembros de la UE. Almería, convertida en la bisagra para el cumplimiento del viejo principio de preferencia comunitaria, tan depreciado en un contexto de globalización  como el  actual.


 







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