Femenino flamenco del plural

Mar de los Ríos
01:00 • 11 feb. 2017

Velas y flores rojas por las tablas del escenario nos anuncian un espectáculo mezcla de pasión y sentimiento con sabor femenino. Poco a poco la platea del teatro se va llenando. La gente espera hasta el último segundo para ocupar sus asientos.
Y en contra de todo pronóstico toman la retaguardia del escenario dos barbudos: Pepe Maya al contrabajo y Paco Santiago a la percusión. Inician una especie de alborada sonora y ellas amanecen al unísono en el escenario: Las Migas. Un cuarteto formado por Alba Carmona (voz), Marta Robles (guitarra), Alicia Grillo (guitarra) y Roser Loscos (violín). El rojo, el negro y el blanco se combinan en sus atuendos, dando al todo un retrato vivo de fusión mediterránea con raíz flamenca que embelesa. 
La canción del ‘Viejo patio’ será su carta de presentación: Nochecita oscura, despertar el blanco/ aflorar recuerdos de mi viejo barrio/Barrio de nostalgia, de mi tierna infancia/patio de vecinos, patio de mi casa. Desde los primeros compases se nota el sitio que ocupan cada una en el escenario, absolutamente complementarios. Las guitarras flamencas de la sevillana Marta Robles y la cordobesa Alicia Grillo arropan con tino a la rompedora voz de la barcelonesa Alba Carmona. La leridana Roser Loscos aportará con su virtuosismo al violín el toque étnico, que nos transportará a países de las mil y una noches. Se definen como un grupo mitad andaluz, mitad catalán y con ello nos presentan su nuevo disco Vente Conmigo, que cuenta con la producción de Josemi Carmona y la colaboración de Miguel Poveda en uno de los temas. Es el resultado en buena sintonía  de un equipo donde todas las chicas intervienen en el proceso creativo e interpretativo, como iremos desgranando. 
Se sientan para seguir deleitándonos con ‘Dime que sí’. Los toques árabes liderados por el violín, brillan entre los compases. Pero Alba manda, se le nota que baila con todo el cuerpo y el alma; que domina los tiempos con las manos, con las piernas, con sus tacones, aún discretos, y sobre todo con su afinada voz flamenca que recuerda en el timbre a la Niña Pastori. Vente conmigo y haremos una chocita en el campo.  
Cantar en catalán. Alba nos cuenta que ellas nacieron como grupo en el barrio de Gracia de Barcelona y en homenaje sus raíces y a su ciudad nos cantarán en catalán una hermosa pieza, ‘La plaça del diamant’.
Una suerte de ritmos latinos bien dimensionados envolverán el siguiente tema que nos lleva a  la soledad y la amargura femenina sobre  la lacra social de los malos tratos: ‘En tus ojos veo lluvia negra’.
Las guitarristas. Después se quedan solas en el escenario las dos guitarristas andaluzas para regalarnos un tema instrumental,  ‘Guajira para Julio’.
Alba y su sombra. Y acontece la sorpresa. Las luces bajan y Alba vuelve más poderosa que nunca. Se ha enfundado un mono negro que nos regalará el regusto de su rotunda danza, que acentúa con silencios necesarios. Compagina el baile con gran tino, mientras  interpreta ‘Voy a perder la cabeza por tu amor’. Su sombra se refleja en un lateral del escenario y por un momento un dúo mágico eleva el pequeño teatro Apolo al terreno de lo divino. Los coros del resto de Las Migas son certeros, poniendo de manifiesto la cuidada escenografía a la que ha sido sometido el espectáculo, donde pocas cosas han quedado a la improvisación.
El elegante violín. Después será Roser la que quede en el escenario a solas con su violín para ofrecernos otro momento inconmensurable, en el que la emoción se vuelve lágrima, al menos en mis ojos. Roser aporta el toque de distinción que suena fresco en el contexto flamenco, haciendo juego con su elegante vestido rojo.
Las rumbitas de ‘Ni contigo ni sin ti’, el desparpajo de la integrante más antigua del cuarteto, a cargo de Marta Robles o de cualquier de las demás, va intercalando con la música conversaciones con el público, invitándonos con ello a que no nos cortemos y las acompañemos de cuerpo entero.
El cenit con calma. El tema más conocido de la formación ocupa su sitio en el cenit del concierto en la voz rota de Alba, mientras nos regala ‘La Calma’ que invade el ánimo cuando la desgracia se aleja de nuestra vida. Congelar la rabia, vencer el silencio/soporta el miedo, aflojar la cuerda… calma.
Somos uno. Con sentido del humor, con compás, con sones cubanos, con sentimiento y ojos de mujer, los de Las Migas, se van sucediendo las piezas de esta fusión sin fronteras que ponen de manifiesto el poder de la cultura. El instrumento rotundo de esperanza que supone cantar, sentir en varios idiomas en el mismo escenario, mezclando sonidos traídos de lejos y de cerca, comprobando con ello cómo se eriza la piel de emoción ante el resultado; como somos todos uno a pesar del sectarismo que diariamente invade los telediarios.
Una chispitica más, hombre. Sera la frase con compás y palmas que elijamos entre público y artistas para solicitar los bises que aún están por llegar, porque nos interpelan a que les prestemos palabras de Almería para tal fin. Con la poesía de su tema ‘La Noche’ echarán el cierre a este concierto con sabor a Migas, que los almerienses asistentes hemos paladeado como algo propio, en esta la primera actuación en nuestra ciudad de un cuarteto de artistazas, elegantes, originales y  bien afinadas,  que deberían dar mucho bueno de qué hablar en el futuro.


 







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