Los congresos de los dos principales partidos marcan una raya divisoria, un antes y un después en la política española y una primera gran ocasión para examinar de verdad lo que sucede en este país en el nivel de los poderes y de la pugna por el Poder. Ahora ya sabemos de forma casi definitiva cuál es y cómo va a ser la pugna en los próximos tiempos. Ya sabemos que son el PP y Podemos los grandes representantes de la España bipolar, con un par de realidades adláteres y complementarias -PSOE y Ciudadanos- que solo van a ser damas de compañía en el espectro representativo del ruedo ibérico. Y sabemos que gobernará la izquierda si el PSOE apoya a Podemos y que gobernará la derecha si Cs apoya al PP. Lo que no significa que en un futuro más largo eso no se convierta en un bipartidismo de nuevo cuño que seguramente no sería muy positivo para la gobernanza española. No es, de momento, muy fácilmente modificable el cuadro, cuando acabamos de ver que el PP aparece con fuerza recobrada y muy inmune a la corrupción que protagoniza y a la presión del primer juicio Gürtel y de la prisión de Correa-Crespo-Bigotes.
En cuanto a Podemos y su congreso, dan la impresión de un cierto esfuerzo por Iglesias y sus fieles de suavizar la guerra de las semanas anteriores y del camino hacia la disolución de un personaje de la valía de Errejón. Eso sería un cambio importante en la trayectoria pablista que sin duda tendría consecuencias favorables para el movimiento-partido, sobre todo para limar la animadversión desde el centro y la derecha hacia la nueva izquierda heredera del 15-M. Lo que ya dudo un poco más es que sean capaces los podemitas de sobreponerse a su impulso congénito hacia el predominio en sus espacios propios y aledaños de ese instinto acaparador que les ha venido caracterizando. Tal situación solo podrán superarla si se aplican importantes dosis de humildad dentro de la unidad, en el sentido proclamado por Pablo Iglesias en la clausura de Vistalegre II. El consejo de la humildad es bueno para ellos y también para sus adversarios del resto del espectro político. Si se pasan otra vez de la raya -unos y otros- malos tiempos se acercan. Con que ya lo sabéis todos: sed humildes y temerosos de Dios.
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