Desconozco los motivos que impelen al ministro de Fomento a insistir en la existencia de obras en el tramo del AVE Pulpí-Cuevas. No creo que se trate de desconocimiento o mal asesoramiento, especialmente cuando existe el contencioso subyacente de la renuncia de Sacyr a reanudar las obras que le fueron adjudicadas, así como el exótico traslado de quelonios que ha dado que hablar durante un año. Es decir, que lo de la tortuga mora y el rehúse de la constructora ya es famoso y suficientemente conocido en el Ministerio como para errar en dos comparecencias asegurando que las obras “están en marcha (…) con alguna dificultad”. Ahora va a ser que “dificultad” equivale a inexistencia en el eufemístico lenguaje parlamentario.
Es muy difícil asimilar que el ministro haya obviado el ruido mediático de la Mesa del Tren en Almería y el lobby valenciano encabezado por Juan Roig (Mercadona). Estoy persuadido de que en el Ministerio son conscientes de las actuaciones reivindicativas, protestas, manifestaciones e iniciativas previstas encaminadas a la reactivación de las obras del tramo ferroviario almeriense en el que no hay ninguna obra física emprendida, ni aclaración alguna sobre la decisión de Sacyr para acometer el proyecto adjudicado.
El pasado miércoles se presentó una Proposición No de Ley (PNL) en la que se acordó -previa enmienda de C´s- presentar conjuntamente PP y Ciudadanos un calendario de obras del tramo Pulpí-Cuevas. Esta iniciativa fue rechazada con los votos en contra de PSOE, Unidos Podemos, Compromís, ERC y la abstención de Foro Asturias (delegada en Bildu). Ahora bien, analicemos y aclaremos esto de la abstención delegada y los inexplicables votos en contra de Compromís (Valencia) y ERC (Cataluña).
Resulta que al parlamentario de Foro Asturias le urgía un compromiso más apremiante que esperar a la tardía votación para fijar un calendario de obras en no sé qué de un tramo de obras en no sé qué pueblos de una lejana provincia del sur. En fin, que tenía las entradas del Bernabéu (Madrid-Nápoles) y, al ser del Grupo Mixto permite permutación delegada, residiendo la “responsabilidad” del voto en una “miembra” de Bildu que, todo hay que decirlo, siempre tiene mayores y elevadas pretensiones para el Estado español que asistir a un encuentro deportivo en ese estadio merengón de tan oprobioso recuerdo.
Otro aspecto inexplicable -si existe alguno razonable- es el voto contrario de la camarilla PSOE-Unidos Podemos-Compromís-ERC. Resulta que el tramo en liza es una parte del Corredor Mediterráneo que compromete a las regiones de Cataluña y Valencia. O sea, que todo lo que redunde en agilización y compromiso formal de calendario de actuación viene en beneficio de la realización de esta importante vía de comunicación. Compromís de Valencia y la Izquierda Republicana de Cataluña, en teoría, deberían estar interesados en apoyar cualquier iniciativa que redunde en el desarrollo del Corredor ferroviario que afecta a sus respectivas circunscripciones. Ya no digamos del PSOE, partido integrado en la Mesa del Ferrocarril almeriense que no tiene duda a ponerse al frente de todas y cada una de las reivindicaciones y romerías habidas y por haber.
No extrañe la actitud del PSOE. Ya existieron precedentes en el Plan Hidrológico Nacional (PHN). Aquella obra era prioritaria y fundamental para el desarrollo de la provincia, aunque todos ellos sabían que Zapatero la derogaría. “Lo importante no es la primera tubería, sino la consecución de esta gran obra para Almería” (Chaves dixit). Tampoco es cuestión de evocar la desazón y espíritu combativo que adornó al PSOE durante los diez años de retraso de la A-92, obras de remodelación del Ayuntamiento y Plaza Vieja, Materno-Infantil...en fin.
Pero es llamativo, incluso folclórico, tanto apego por las sobreactuaciones reivindicativas y la abyecta responsabilidad de uno que se va al futbol; otra que le da igual lo que sea… y los demás jugando a ser el enemigo en casa. ¡Son los nuevos tiempos de la nueva política!
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