“Le pido que no sea cobarde y no levante halos de sospecha. Si usted tiene al que denunciar vaya a los juzgados, porque si no lo hace estará siendo además de cobarde frente a la ciudadanía, cómplice de sus sospechas”. Criticaba así Miguel Casquet, diputado provincial por el PP, “la cobardía y falta de respeto del PSOE hacia la democracia” a cuenta de los reproches que horas antes habían recibido él y su grupo por la falta de transparencia en la reciente elección del presidente del Consorcio de Residuos Almanzora-Levante-Los Vélez.
Son afirmaciones gruesas, contundentes y que reflejan fielmente el argumentario que desde las filas populares se ha elaborado para salir al paso del tema: de nada sirve lo que sepas si no puedes demostrarlo. Pero vayamos por partes.
Defender la elección Lo que el PP defiende es que la elección del presidente del Consorcio- con la colaboración abstencionista de Indalecio- es perfectamente democrática y ajustada a las reglas del juego. Sobre el papel esto es cierto, pero a poco que se rasgue en el contexto emergen las zonas de penumbra.
Sabemos que el único pacto existente es el suscrito por Ciudadanos y PSOE para otorgar la presidencia del ente a un candidato socialista. Este extremo viene confirmado por el propio secretario general de los populares almerienses, que aseguró que su partido no había llegado a ningún pacto con Ciudadanos ni tampoco con don Indalecio. Sorprendidos, acudimos a la abstención de este último para dar la presidencia del organismo al PP, incumpliendo las órdenes de su partido.
Y por último, también somos conocedores de la decisión del Comité Ejecutivo Provincial de Ciudadanos de “expulsar” a Indalecio Modesto acusado de traición y de “incumplir los estatutos e ideario del partido por no acatar las resoluciones de los órganos competentes”. Así que, con estos antecendetes, hemos de suponer que de la misma manera que Bárcenas aseguraba tener una “contabilidad extracontable”, sus otrora compañeros de partido en Almería aseguran pertenecer a una democracia extrademocrática.
El fin y los medios En esta suerte de oxímoron, el fin siempre justifica los medios ¿Se ajusta la elección -esta vez sí- a los estatutos consorciales? Entonces no pidan más explicaciones, parecen decir los populares.
Así, los medios por los que Indalecio Modesto resolvió tomar la famosa decisión abstencionista no sólo no importan, sino que preguntar por ellos supone una flagrante falta de respeto a la democracia.
Tampoco son de relevancia, a efectos democráticos, los motivos por los que pasada la votación, Indalecio acabó de vicepresidente del ente. ¿Aspiran entonces a que nos creamos que todo fue fruto de una reacción espontánea, sobrevenida y providencial que para nada responde a un poco confesable interés de parte? Con el tiempo el asunto caerá en el olvido y el cinismo de quienes defienden este manifiesto ultraje a la inteligencia de los ciudadanos y a la dignidad de las instituciones seguirá impasible. Ese será, sin duda, el verdadero insulto a la democracia.
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