Celebrar el Día de Andalucía nos ofrece cada año a todos los andaluces la posibilidad de reflexionar sobre lo que somos y sobre lo que queremos llegar a ser en el conjunto de las comunidades de España. Y me gustaría que esta nueva oportunidad de conmemorar un 28-F nos permitiera ampliar el horizonte de nuestra mirada sobre Andalucía y reconocer la riqueza y potencialidad de una tierra que crecerá dando valor a su periferia y dando más protagonismo a las zonas más perjudicadas por la agobiante visión centralista que ha impuesto el PSOE en la Junta de Andalucía. Estoy convencido de que es posible hablar desde Almería en clave andaluza, siempre que superemos el modelo fracasado de una Andalucía que nace y muere en los confines del interés del partido socialista de Sevilla. Por eso, me gusta decir desde Almería que cuando hablo de Andalucía hablo de una comunidad capaz, potente y prometedora, que sigue reclamando mayores espacios de referencia y promoción en el conjunto de la sociedad española. Una Andalucía que sabe que puede y que debe aspirar a más. Una Andalucía que quiere decir más, que quiere ser más y también quiere estar más presente en el conjunto de España y Europa. Y lo digo desde Almería, porque aquí sabemos bien todo lo que significa esa vocación de suma y superación. En Almería, hemos sabido hacer de la necesidad una virtud, hemos convertido la carencia en un desafío y hemos sabido equilibrar la lejanía desde la insistencia. Sólo así se entiende que una provincia tan mal comunicada como la nuestra sea líder de exportación y tenga tan alto nivel de impacto turístico. Gracias a ese esfuerzo, Almería es percibida hoy como una ciudad atractiva para el turismo, para la inversión y como un enclave próspero y de referencia global en el ámbito de la industria agroalimentaria, y también como escenario al que ha regresado la industria cinematográfica internacional. Esa Almería que crece y que progresa desde el esfuerzo y la convicción debe ser una referencia de futuro para el conjunto de una Andalucía que debe hacer valer en su justa medida la riqueza de sus diferentes acentos y la amplia variedad de su conjunto de matices. El futuro de Andalucía estará en manos de quien sepa poner a nuestra Comunidad por encima de las ambiciones personales, por encima de las ideologías y que sepa aprovechar la enorme potencialidad que supone su variedad. Estoy convencido de que la visión periférica de una Andalucía más plural, más diversa y más rica constituyen la base de una Comunidad más preparada para ocupar, por fin, el lugar que merece en el conjunto de España y Europa. Esa es la Andalucía del futuro en la que creo.
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