Lo de los siete planetas

Tras el descubrimiento de la NASA hay que resaltar que el Observatorio Astrofísico Calar Alto es pionero a nivel mundial en la tecnología aplicada al descubrimiento de exoplanetas co

Antonio Felipe Rubio
01:00 • 27 feb. 2017

Es innegable la importancia del descubrimiento de un nuevo sistema solar a 40 años luz del nuestro. También es cierto que la NASA tiene una gran capacidad de influencia mediática que eclipsa otros grandes descubrimientos y avances tecnológicos que en otras latitudes se llevan con mayor discreción, sin que por ello sean de gran importancia y trascendencia para la comunidad científica.
El Observatorio Astrofísico Calar alto (Almería) es pionero a nivel mundial en la tecnología aplicada al descubrimiento de exoplanetas con la implantación del sistema “Carmenes”. Esta tecnología fue implementada en el telescopio de 3,5 metros en verano de 2015, entrando en funcionamiento para calibración en otoño de ese mismo año. A partir de esa fecha, previos complicados ajustes y afinamiento, se pudo iniciar un trabajo continuado de estudio de estrellas que potencialmente podrían albergar un sistema planetario. A pesar de no alcanzar la notoriedad de otros observatorios dependientes de importantes agencias, Calar Alto no ha parado de descubrir nuevos planetas tipo gigantes gaseosos, “supertierras” y otros parecidos a nuestro planeta.
La importancia de Carmenes en Calar Alto radica en la combinación de dos cámaras ultrasensibles (canal visible e infrarrojo cercano) que pueden detectar ligeros movimientos de desplazamiento radial en un estrella. El principio es muy similar al efecto (doppler) producido por el sonido de una ambulancia activando la sirena y que se nos aproxima velozmente haciéndose más agudo e insistente el sonido (tono más alto, mayor frecuencia) y, cuando se aleja, observamos que cambia el sonido haciéndose más grave y menos insistente (cambio a frecuencia más baja). Evidentemente, no cambia la frecuencia de los tonos emitidos, pero nuestra percepción evidencia esos cambios que tienen que ver con la velocidad de propagación del sonido y la velocidad del emisor. Este mismo efecto es la base del sistema Carmenes, pero aplicado a la luz, descomponiéndola en su espectro y apreciando los pequeños desplazamientos de ese espectro: hacia la derecha (azul, se acerca), o hacia la izquierda (rojo, se aleja). Así, con alta precisión instrumental, se puede observar el movimiento radial de la estrella. Posteriormente, se aplica el método de estudio conocido como inferencia (deducir conclusiones derivadas de un comportamiento determinado). Calar Alto puede detectar con extraordinaria precisión un vaivén (movimiento radial) en una estrella cuyo efecto puede ser producido por la influencia de planeta/s en rotación. Una vez determinadas y descartadas otras posibles influencias que hacen “bailar” a esa estrella, la conclusión que se infiere es la existencia de planetas rotando y produciendo la fuerza de arrastre que Carmenes detecta sin posible error al combinar las observaciones en los canales visible e infrarrojo.


Nuevas tecnologías El sistema Carmenes, al margen de su precisión, aplica un protocolo de estudio que supera al conocido como el de “detección por tránsito”. Este sistema es lo más parecido a la experiencia que todos hemos conocido en una noche de verano cuando una polilla pasa por delante de una farola. La polilla (planeta) eclipsa levemente la luz de la farola (estrella) y eso produce una pequeña disminución de la luz percibida que, en el caso de una observación astronómica, es detectada por cámaras ultrasensibles de acoplamiento de carga (CCD). Este sistema de detección, como es lógico, sólo puede producirse si el planeta pasa por delante (transita) de la estrella respecto de nuestro vector de observación. Este procedimiento no logra detectar exoplanetas cuya eclíptica (plano de rotación) quede perpendicular al eje de observación; este sería el caso de estar debajo o encima de la farola: no veríamos pasar la polilla, y nos resultaría muy difícil verla ya que nos deslumbra la intensa luz de la farola, salvo que la luz sea muy tenue, como el caso de una estrella fría marrón. El sistema Carmenes de Calar Alto evita esta limitación ya que la estrella central y sus movimientos radiales delatan la existencia de planetas aunque queden fuera de nuestra observación al no transitar su sol. 
Los nuevos exoplanetas descubiertos vienen siendo objeto de ciertas especulaciones. Las más mediáticas y espectaculares son las referidas a la posible existencia de agua y, consecuentemente, de vida. Esta posibilidad, de momento, sólo es factible mediante la observación por tránsito estelar al necesitarse el espectro de la luz solar atravesando la posible atmósfera planetaria que nos aportaría información de marcadores espectrales añadidos. En cuanto a la zona de habitabilidad para posibilitar seres vivos con base biológica similar a la terrestre, la imaginación de los ilustradores interviene pintando paisajes y escenarios tan atractivos como posiblemente inexactos.
Los observatorios terrestres y telescopios orbitales descubren exoplanetas a razón de uno cada quince días, y llevamos camino de alcanzar los 4 000 catalogados. La excepcionalidad será encontrar una estrella desposeída de un sistema planetario. Encontrar exoplanetas terrestres abre posibilidades a la existencia de vida, lo cual no debería ser una excepción dada la gran cantidad de estrellas (cien mil millones sólo en nuestra galaxia) y la alta probabilidad de sistemas planetarios asociados.
En cualquier caso, el acceso a estos sistemas planetarios es ahora inalcanzable. El planeta más cercano, descubierto recientemente por el español Guillem Anglada, está en Próxima B del sistema múltiple Centauri, ¡tan sólo a cuatro años luz! Utilizando la nave espacial más rápida disponible tardaríamos veinte mil años en alcanzar al vecino más próximo. En el caso del mediático sistema de siete planetas (40 años luz) emplearíamos más de 200 000 años (en ese tiempo aún no había aparecido en la Tierra el Neanderthal).  
Dejando a un lado la ficción, la ciencia es una realidad que tiene nombre almeriense en Calar Alto como pioneros en la tecnología más avanzada para el descubrimiento de nuevos mundos. Y esa es una evidencia que hay que aplaudir y potenciar para perseverar y progresar en el estudio de esa inmensa caja de sorpresas y secretos que es el Universo.                      







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