París ya no es París segun Trump, pero Madrid es la más apasionante para comer

La alcaldesa de París ha propinado un zasca de campeonato al presidente de EEUU

A. R. Mendizábal
01:00 • 27 feb. 2017

A diferencia de Donald Trump, Anne Hidalgo tiene clase. Con buen humor, una sonrisa y un cerebro bien amueblado, el zasca que ha propinado la alcaldesa de París al presidente de EEUU es de campeonato: una foto en la Torre Eiffel junto a Mickey Mouse y Minnie. Así respondía a la descabellada rajada de Trump de que su ‘amigo Jim’ hace cuatro o cinco años que no va por la capital francesa porque ‘París ya no es París’.
El ‘amigo Jim’ es a Trump poco más o menos lo que la ‘niña de Rajoy’ a Rajoy, aunque hay que salvar mu­chas dis­tan­cias. El re­curso re­tó­rico en la cam­paña elec­toral es­pañola fue algo inocente, ino­cuo. El del pre­si­dente nor­te­ame­ri­cano es ve­neno en es­tado puro, com­ple­men­tado con esta re­tahíla: ‘Mirad lo que está pa­sando en Suecia, mirad lo que está pa­sando en Alemania, mirad lo que está pa­sando en Francia, mirad Niza, mirad París’.
Fue al prin­cipio del mismo fin de se­mana en el que Trump ha re­par­tido nuevos man­do­bles a sus pro­pios ser­vi­cios de in­te­li­gencia y a la prensa ‘enemiga del pueblo nor­te­ame­ri­ca­no’. Y que ha cul­mi­nado con la ex­clu­sión de me­dios de prensa crí­ticos de una rueda in­for­ma­tiva con el por­tavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer. Todo un hito en la his­toria de EEUU.


Reputación ¿Cuánto di­nero po­dría re­cla­marle París a Trump en una de­manda civil por el daño a la repu­tación para alejar a los tu­ris­tas? Muchos mi­llo­nes. ¿Y cuánto puede costar una que­rella ju­di­cial por apro­pia­ción in­de­bida o mal­ver­sa­ción de fondos por im­pedir que pe­rio­distas nor­te­ame­ri­canos acre­di­tados por me­dios res­pe­ta­bles como The New York Times, CNN, Politico y otros ac­cedan a una reunión en la Casa Blanca?
Todo. Ahora no se hará, pero lle­gado el caso todo se tendrá en cuenta: el lis­tado en­gorda día a día. Lo dice uno de los dam­ni­fi­ca­dos, el NYT, en su edi­to­rial: ‘Excluir a la prensa acre­di­tada ante la Casa Blanca de la Casa Blanca’. Todo lle­gará, de se­guir así.
Desgraciadamente para Trump, casi a la misma hora que hacía esas in­si­nua­ciones sobre el pe­ligro te­rro­rista en Europa, la agencia AP pri­mero y otros me­dios des­pués sa­caron a la luz un in­forme de tres pá­ginas del Departamento de Seguridad Interior. Pone a caldo la se­lec­ción de siete países de ma­yoría mu­sul­mana para blo­quear la en­trada en EEUU de sus ciu­da­da­nos.
Es más, si se lle­vara al ex­tremo la línea ar­gu­mental de Trump, el país más pe­li­groso por el origen de pro­ta­go­nistas de actos de te­rro­rismo es..., EEUU: más de la mitad de 82 per­sonas iden­ti­fi­cadas en di­fe­rentes casos desde 2011 son na­cidos en EEUU. Por tanto, el país de origen ‘es im­pro­bable que sea un in­di­cador fiable de po­ten­cial ac­ti­vidad te­rro­ris­ta’. Naturalmente, fiel a sí mismo Trump no ha tar­dado en echar pestes del in­forme.


Comer en Madrid Pero si París ya no es París en el re­tor­cido mundo de Trump, Madrid sí es Madrid para mucha gente. En con­creto, para Stephen Bailey, que acaba de pro­clamar a la ca­pital de España como ‘el sitio más apa­sio­nante de Europa para co­mer’ estos días. Lo cuenta con emo­ción in­cluso al re­cordar su pri­mera vez en Madrid, to­davía con Franco. Y eso que al mismo tiempo re­co­noce que ‘no es una ciudad bo­nita, ob­via­men­te’, aunque ‘sus atrac­tivos son pro­fundos cuando salen al pa­so’. Apenas men­ciona el Prado, el Thyssen y el Reina Sofía, porque él va a Madrid a otra cosa.
Bailey es­cribe su re­por­taje en The Daily Telegraph en la sec­ción Viajes, y re­lata el tra­yecto en tren de Bilbao a San Sebastián y de ahí a Madrid. Inmediatamente va al grano: ‘Mi pri­mera cena fue en Celso y Manolo’. Y luego, un montón de pá­rrafos sin so­lu­ción de con­ti­nuidad con co­mi­das, ce­nas, pi­co­teos…
Y así hasta una de­cena de lu­ga­res, de los de siempre y de los de ahora. Y al­guna vi­sita a un par de mer­cados tra­di­cio­na­les. Su con­fe­sión fi­nal: ‘Hay algo ex­cep­cional sobre los bares y res­tau­rantes de Madrid. Incluso los ‘conceptualismos’ más no­ve­dosos pa­recen más arrai­ga­dos, con­sis­tentes y reales que los de Londres’.







Temas relacionados

para ti

en destaque