El próximo día 4 de marzo el PSOE-A celebrará, de nuevo, el Día de Andalucía. Será una celebración adaptada a las maniobras de promoción e intereses de Susana Díaz en su camino hacia la secretaría general socialista. En esta ocasión, la extensión forzada de la celebración del 28-F se interpretará como la del “X Aniversario de la Reforma del Estatuto”. Aquí no habrá protagonistas ajenos a los intereses políticos que priman en la contienda por el poder en el aparato socialista. Nada de medallas, discursos, distinciones, condecoraciones y canapés. Ahora quedará expedito el camino para que a mediados de mes - justo en los “idus de marzo”- Susana Díaz despeje una incógnita demorada con argumentos tan peregrinos como “no contaminar la celebración del Día de Andalucía”. Dime de qué presumes...
La celebración autonómica se ha convertido en una cruzada andaluza y romería por otras comunidades y provincias aprovechando el Día de Andalucía. Los 45 556 militantes de la comunidad andaluza han sido esgrimidos como un aval potente y determinante para aplastar cualquier intento que ose torcer el camino trazado manejando los tiempos, recursos, celebraciones institucionales... y prospectando en otras geografías.
Susana Díaz ha jugado al límite de la expectación exasperante aduciendo que ella no se retrasa; son los demás los que se adelantan. Su candidatura es un secreto a voces que se demora en función de los trabajos de explanación del terreno para una victoria con tintes de aclamación. El diseño de una campaña “sin candidato” es uno de los logros de esta Andalucía que, aunque no levante cabeza en lo que de verdad interesa, no deja de sorprender a propios y extraños con tan imaginativas experiencias.
Después del periplo internacional, Susana Díaz ha exhibido poderío y providencial abrigo a los andaluces por España. En este programa no han faltado poblaciones de “alta presencia andaluza” como Azuqueca de Henares (Guadalajara) que sirvió para la escenificación de adhesiones efectistas como la de García Page, quien versionó las propiedades de la miel alcarreña en un discurso edulcorado de bondades hacia la baronesa.
En este diseño de cálculo de riesgo no podía faltar el sondeo “secreto” que ha practicado el PSOE de Andalucía para lanzar a la candidata del “ahora no toca”. Ahora sí toca con los datos filtrados intencionadamente y que arrojan los siguientes resultados: Susana Díaz, 45%; Pedro Sánchez, 38% y Patxi López, 17%. Con estos porcentajes se prevé un más que posible acuerdo de integración con los partidarios de López que se verían integrados en el XXXIX Congreso Federal, quedando al margen los sanchistas que se pretenden laminar con rotundidad. Ya sólo queda comprobar si se cumplen estas expectativas que darán lugar a la maniobra de aislamiento definitivo y fulminación de Pedro Sánchez, dando cabida mediante “fraternales” llamamientos a la integración a los partidarios sanchistas más menesterosos, lo que diezmaría las filas de las, ahora, adhesiones “inquebrantables”. Esta práctica está prevista; en Andalucía ampliamente practicada en la conocida como red clientelar.
No obstante lo anterior, puede darse el caso de una aproximación en los porcentajes entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, y ese sería el momento para que la pertinaz insistencia de Pedro Sánchez encuentre soporte, no ya para su salida personal, sino para lo que más le obsesiona que no es otra cosa que el fracaso de Susana y el corifeo afecto que le arrebató la secretaría con una urdimbre insoportable que aguarda la peor de las venganzas. Ya sea como corriente o sensibilidad, en compañía de Podemos o como nuevo partido, Pedro Sánchez no se dará por vencido a manos de esta lideresa andaluza que volvería a sumirle en otra insoportable humillación.
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