De lo que se habla

Kayros
01:00 • 08 mar. 2017

Los colaboradores más encumbrados de nuestra prensa comienzan a ocuparse de la palabra que se oye en todas partes, arriba y abajo, en la universidad y en las tabernas, en la ciudad y en el campo. Con carácter universal, el vocablo se llama populismo. No tiene la unción místico-religiosa de otras corrientes filosóficas de otro tiempo. Vargas Llosa la ha comparado con el revuelo intelectual que despertó el comunismo entre las masas obreras del siglo pasado. Humildemente me parece una exageración. A mi modo de ver el comunismo era otra cosa. Usted perdone. Partía cuando menos de las lecturas de Marx. En cambio, el llamado populismo desdeña los libros, la globalización, la visión cosmopolita de la realidad. “Adoro a los incultos”, parece que ha dicho Donald Trump. Si es así debemos preocuparnos, no hay otro remedio. Por una vez la humanidad renuncia a los instrumentos tanto físicos como mentales que le llevaron a la conquista del saber. El miedo que suscita este presidente se debe a que lo sigue siendo de Estados Unidos, una de las naciones más poderosas de la Tierra. Por lo tanto no podemos echar a humo de pajas lo que diga cada semana ni las determinaciones que adopte en cada reunión de alto nivel. Felipe González se ha referido al “necio poderoso que tiene poder sobre los demás, y como no reconoce su ignorancia, menosprecia la opinión de los otros. Trata de imponer su “posverdad” simplificadora, se busca enemigos como responsables de la realidad que se inventa, aunque aproveche de algunos elementos de la verdad y los miedos que esta genera siempre”. Y cuidado que no parece cosa solo de la América profunda. Movimientos paralelos que ayer favorecieron el triunfo del “Brexit”, en el Reino Unido, hoy abren corrientes de simpatía entre los indignados, abriendo además la senda que puede llevar a Marine le Pen a la presidencia de la Republica. Como también ha dejado escrito el político socialista, “los reaccionarios aprovechan el miedo al cambio, cierran fronteras rechazando al otro, al que es diferente, se atrincheran en el nacionalismo sin memoria de la destrucción que provocó en el siglo XX. Vuelven al proteccionismo y a las guerras comerciales”. Jovencito europeo recién salido de tus estudios. Te guarde Dios. Una de las dos concepciones ha de helarte el corazón.







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