Se está juzgando en este momento, como saben, la trama Gúrtel. Y los noticieros se surten diariamente de materiales, cuando menos, sorprendentes. Por ejemplo: en las declaraciones de Ana Mato leemos que fue ella la que pagaba de su bolsillo las fiestas de cumpleaños de sus niños. Ayer le tocó declarar al payaso animador de esas mismas fiestas. ¿Qué dijo don Luis Bermejo, que así se llama el hombre? Pues que Ana mentía. Que quien se rascaba el bolsillo era la contabilidad b o sea, ese señor Correa que ahora está dispuesto a devolver sus 22 millones guardados en Suiza a condición de que le rebajen la pena de cárcel. Desde nuestra posición de ciudadanos no podemos juzgar, seamos decentes. ¿Quién dice la verdad, Luis Bernejo o Ana Mato? Hay aquí como en casi todo un payaso bueno y un payaso malo. Gente muy seria que hace reír con sus pingajos y sus largos zapatones. Y hay otros muy divertidos cuyos macabros chistes hacen llorar. Y lo que le pasa al partido de la derecha en este momento es más bien para llorar. Pablo Iglesias ha necesitado un montón de verbos sinónimos para describir el “me la pela” del habla popular. La situación del PP en este momento parece complicada pese a estar gobernando con perspectivas de seguir haciéndolo durante mucho tiempo. Ayer no podían hacer otra cosa que sorprendernos las declaraciones de un sobrino de Fraga. Al parecer este señor había abandonado sus actividades con Génova antes del dos mil diez. Sin embargo estuvieron pagándole en diferido en aras de una cuca forma de mantener el principio “caja b en silencio, menos quebraderos de cabeza”. No es extraño por tanto que haya un cierto desaliento en la ciudadanía sobre la moralidad de los partidos que nos gobiernan. Albert Rivera se queja del incumplimiento de los acuerdos firmados con el PP. Maillo a esto le ha venido a llamar “lentejas”, es decir , con su gota de filosofía refranera, si no las quieres, las dejas, lo importante es la Moncloa. Y no es menos abundante esta misma sensación de parálisis, lo que afirma el portavoz del PSOE, Antonio Hernando. En el tiempo que llevamos de legislatura, los socialistas, opina Hernando, habrían pedido veinte y cinco veces la dichosa comisión de investigación parlamentaria. Pues ya ven, parece cosa de circo.
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