Y les levantábamos los almerienses un más que merecido monumento en la Puerta de Purchena o donde ellos quieran. ¿Lo conseguirán? ¡Ustedes qué piensan! Es evidente que la Mesa del Tren ha ido a Bruselas con la esperanza de oír palabras nuevas. Y las va a escuchar, qué duda cabe. Lo que no sabemos es si esas palabras nuevas o no que se traigan los paisanos de la tierra del “niño meón” van a tener una repercusión positiva en las vías y máquinas que tienen que hacer el nuevo futuro del tren por Almería. Y mucho nos tememos que no afecten lo más mínimo. El viaje a Bruselas va a ser positivo, se lo oiremos a los excursionistas, pero en eso se quedar, en un viaje reivindicativo, con todas las pretensiones del mundo en cuanto a la defensa del tren, pero nada eficaz en el resultado final. Nos gustaría equivocarnos, bien lo saben ustedes. Es el gobierno de España el que debe decidir sobre las cuestiones nacionales y todo lo que les digan los europarlamentarios a los viajeros no tendrá mayor recorrido. Lo sabemos por aquí y lo saben por allí. Lamentablemente esto es así, y lo demás no deja de ser un brindis al sol, por muy hermoso que sea el que la Mesa lleva a la Eurocámara y desde aquí se les agradezca como se merece.
No estoy por negar, más bien todo lo contrario, la buena voluntad de las personas que se han desplazado a Bruselas. La intención de la Mesa del Tren, que es lo importante, es llevar la voz de muchos almerienses hasta las altas instancias políticas europeas, y eso siempre es de agradecer, aunque se sepa que está luchando contra molinos de viento. Deben ser los nuestros los quijotes del veintiuno. No vencerán a los gigantes, pero dejarán lo más importante: La palabra, lo único que es capaz de ir calando hasta en la piedra más dura. Esa que parece tener como piel el gobierno de Mariano Rajoy cuando se trata de hablar del tren o del agua de Almería. Desearles a los paisanos una buena estancia en la hermosa ciudad de Bruselas. Sabemos de sus buenas intenciones, del resto nada se puede adelantar, tampoco esperar el milagro que andáis buscando, pero lo estáis intentando y eso es lo que hay que destacar desde aquí.
Ya nos contaréis como estaban los mejillones. A mí me parecieron siempre muy pequeños. Los nuestros les dan cien vueltas, pero ellos los saben vender. Otro día las ausencias.
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