Al Mariyyat Bayyana era una próspera república, después de Córdoba, la ciudad más influyente de la península ibérica, y una de las más ricas de todo el orbe islámico, que en realidad era tanto como decir de Europa y África.
Todo Al Andalus tenía confiada su defensa por mar al almirante de la flota, que residía en Almería, y tenía a su disposición unas 300 naves que fondeaban en su puerto, el más importante del califato, no sólo por su capacidad militar, sino también por ser un enclave estratégico para el comercio mediterráneo.
Aquel esplendor en el que convivían musulmanes y cristianos, como lo demuestra por ejemplo la existencia del Camino Mozárabe a Santiago, o que la propia Iglesia Católica mantuviera obispos durante todos esos años, se acabó con la ocupación extranjera de los genoveses. Eso puede leerse en “Las grandes etapas históricas de la diócesis de Almería” editado por el Instituto de Estudios Almerienses y de autoría de la propia Iglesia Católica.
Por tanto, si en Almería había cristianos, si había católicos, si eso duró ocho siglos, no parece que hubiera muchos conflictos con los musulmanes o los judíos; no parece que hubiera exterminio de nadie, ni tampoco que se les prohibiera su religión o sus costumbres… al menos eso se deduce de la propia versión que ofrece la Diócesis.
Los genoveses “organizaron una primera expedición contra Almería en el año 1146. Iba al frente, al mando de una flota de 25 navíos, el cónsul Caffaro. Después de tomar Mallorca atacaron Almería. Desembarcaron en el puerto y se fortificaron. Mantuvieron el asedio 22 días. Negociaron los almerienses una tregua a cambio de 113.000 maravedís de los que sólo recibieron 25.000. No recibieron más, y temiendo el invierno que se acercaba, incendiaron las huertas y se volvieron a Génova” se escribe en esta particular crónica. O sea, los genoveses atacaron por su cuenta Almería, en concreto su puerto, y luego estaban dispuestos a irse a cambio de dinero… y eso sí, incendiaron las huertas antes de marcharse… vaya, y Almería coloca su bandera en cada rotonda… impresionante, oiga.
Reconquista “Ya el año anterior a la reconquista de Almería, el 1146, estando en el asedio de Córdoba, recibió el monarca leonés legados genoveses y pisanos que le propusieron una acción conjunta contra la plaza de Almería” se puede leer más adelante, después de reflejar que insistentemente los genoveses estaban dispuestos a ir contra este territorio como fuera y con quien fuera ¿y eso?
La intolerancia religiosa y el racismo parecen ser para algunos bases más nobles de lucha que la cuestión económica, pero lo cierto es que lo que movía a los genoveses era la potencia del Portus Magnus almeriense, centro comercial del Mediterráneo… hasta que lograron acabar con él.
Más adelante dice que “Entre tanto, la gran escuadra de los genoveses navegaba hacia el Portus Magnus. La componían 63 galeras, más 163 naves. Tardaron en la travesía cinco meses. Al llegar al Cabo de Gata, el cónsul Baldoinus que dirigía la expedición se adelantó con 15 galeras y montó la guardia. Levantaron fortificaciones y si nos atenemos a la narración de Caffaro, tuvieron durísimas escaramuzas mientras llegaba el Emperador, en las que debieron morir miles, dice, de los musulmanes”. ¿De musulmanes? ¿no querrá decir de almerienses? No olvidemos que según la propia Diócesis, aquí había hasta obispo, y había camino mozárabe a Santiago, y había iglesias. Los almerienses se defendían de atacantes extranjeros, sería más sensato decir de un modo objetivo.
Por si el protagonismo de los intereses de Génova no queda claro, se indica que “Aterrados los de Almería, intentan una tregua para llegar a pactar con el Rey. Los genoveses llevan con valentía este asunto y estuvieron dispuestos a la conquista antes que consiguieran pactar”. Otra vez igual, el afán de destruir este territorio es de los genoveses mucho más que de que cualesquiera otros.
Después de la batalla “Según el arzobispo don Rodrigo, el rico botín del saco de la ciudad fue entregado por el Emperador a los genoveses; pero ellos, de todo el despojo, se contentaron solamente con el plato de esmeralda, del tamaño de una escudilla, de grandísimo valor y que aquella señoría tuvo siempre en gran estima y veneración”… pues claro, si habían logrado lo que querían, destruir el Portus Magnus para poder capitalizar el tráfico marítimo ellos.
Es cierto por tanto, que la primera vez que la bandera blanca con la cruz roja se vio por estas tierras fue en 1147, siendo verde y blanca la enseña que lucía la Alcazaba antes de ser ocupada por los invasores.
Esa bandera comienza a ser la de la ciudad de Almería en 1489, por decisión de los Reyes de Aragón y Castilla, y es ratificada como tal en 1997 por la Junta de Andalucía. Mucho antes, el 15 de noviembre de 1835 fue creada la Diputación de Almería, y no fue hasta el 4 de enero de 1952 que se aprueba la bandera provincial, verde con el escudo en su centro.
Provincia marítima Es la bandera que identifica la provincia marítima de Almería (Real Orden de 30 de julio de 1845, publicada el 4 de agosto por la Dirección General de la Armada), que comprende “desde el meridiano de Playa de la Juana, de Longitud 003º 07’.1W, hasta la línea que parte con rumbo 135º de Playa de los Tarais (Latitud 37º 22’.3 N y Longitud 001º 38’.7 W), incluyendo la Isla de Alborán y sus aguas”.
Por tanto, es falso que haya sido alguna vez la bandera de la provincia de Almería, ni desde 1147, ni nunca; sólo lo ha sido de la capital y de la provincia marítima (que no de toda la provincia), y obviamente menos de la Región de Almería, entre otras cosas porque nunca ha existido tal situación administrativa.
En todo caso, no parece que ningún almeriense pueda sentirse honrado por el recuerdo permanente de la brutal destrucción de su tierra por las tropas genovesas.
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