Con creciente interés, este fin de semana mehe leído las 642 páginas del exitazo novelesco de Fernando Aramburu, ( San Sebastián, 1959),publicado por TusQuets el año pasadoy del que van hasta el momento trece ediciones. Omito la serie de alabanzas de la critica que van como refuerzo publicitario en la sobrecubierta y páginas interiores. Habrá quien crea que el presente texto es la historia de la liberación del País Vasco y del levantamiento en armas de ETA. No exactamente. Aquí se diría que todo empieza el mismo día en que ETApregona su desarmeanunciándolo a través de tres militantes enmascarados. Ese día una mujer rota por el dolor va al cementerio del pueblo a contarle a su marido, asesinado por la banda, Bajo este artificio literario de hablarle a los muertos, la señora Bittori, que así se llama, nos pone al corriente de la sociedad en que vive. En el pueblo casi todo el mundo anda señalado : unos por españolistas y amigos de la guardia civil y otros como militantes de ETA o como presos en las cárcelesfranquistas. Familiasíntimamente amigasdurante mucho tiempoquedan rotas para siempre. “ Porque en una ciudad, pase; ( como dice el texto) pero en el pueblodonde todos nos conocemos , no puedes tener trato con un señalado” Estos recelos envenenan cualquier forma de convivencia. La señora Bittori tenía mucho cuidado en poner un geranio en su ventana como señal devuelta al pueblo tras pasar unos días en San Sebastíán. Por otro lado estaba el adoctrinamiento constanteacerca de la liberación de Euskal Herría que tanto apasionaba a los jóvenes euskaldums. Y a veces se daba en las familias un componente explosivo maldito : un hermanomiitabaen ETA y el otro pertenecía a las fuerzas españolistas. El autor de la novela no parece muy optimista, al menospor lo que leemos en la sobrecubierta: “ ¿ Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismopolítico” Al final quedan las víctimas, la condenasde tantísimos años para nada, los geológicosrencores. Cuán necesario es volveral perdón y mirar hacia adelante.
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