Día del Libro, Sant Jordi, Cervantes, Shakespeare, la rosa y el empleo juvenil

`Algunos fo­rofos han in­cor­po­rado su can­sina ob­se­sión por el re­fe­réndum con sus tí­picos ar­gu­mentos de realidad

A. R. Mendizábal
23:51 • 22 abr. 2017

Este do­mingo es el Día de Sant Jordi en Cataluña, con el tra­di­cional in­ter­cambio y re­galo de li­bros y ro­sas. Algunos fo­rofos han in­cor­po­rado su can­sina ob­se­sión por el re­fe­réndum con sus tí­picos ar­gu­mentos de realidad al­ter­na­tiva y de fake news, como el ‘inalienable de­recho a de­cidir y a la au­to­de­ter­mi­na­ción’ y cosas por es­tilo. En el resto del mundo, y de la mano de la Unesco, lo del Día del Libro viene por algo más uni­ver­sal, como Cervantes y Shakespeare. 
Así lo expresa exactamente la convocatoria del organismo internacional para los actos a celebrar en París el lunes (si el tiempo no lo impide y el resultado electoral en Francia no lo chafa): ‘El Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor se celebra cada 23 de abril, fecha simbólica en conmemoración de la muerte de dos grandes autores, William Shakespeare y Miguel de Cervantes’.
Algunos estudiosos (o eso dicen) aseguran que el Quijote es una traducción del original en catalán, incorporando al autor manchego y a otros muchos al incomparable listado de nombres ilustres de su causa. Un descubrimiento incluso mucho más trascendental que el de una copia manuscrita de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, que ha aparecido en los archivos de Chechester, Inglaterra.
Otro sutil homenaje a la fecha lo hace este fin de semana la revista The Economist. Sin necesidad de mencionar al genio de Stratford-upon-Avon, ni aludir directamente a su producción, le rinde tributo simplemente con el título de un reportaje que repite el de una de sus obras: ‘La Tempestad’.
The Economist no habla directamente de Próspero, ni de Alonso el rey de Nápoles, ni nada de eso, pero el drama está latente en el ámbito geográfico y humano: ‘Los trabajadores del sur de Europa están atascados en empleos asquerosos’. Así de claro. El reportaje se refiere en particular a la penosa situación del mercado laboral que afrontan los jóvenes: o son ni-nis o en el mejor de los casos encadenan empleos basura de una semana, o un mes, o tres meses, o un año, pero sin perspectivas de promoción. O van dando tumbos de curro en curro, de un lado para otro.
No por casualidad, sino porque es un problema que afecta a Europa, y sobre todo a España, Grecia, Italia y algunos países más, el diario Financial Times también dedica este fin de semana un apartado especial dedicado al ‘Desempleo juvenil’. Así, sin tapujos. No se refiere sólo a Europa, sino a todo el mundo, con unas perspectivas exigentes: ‘Un atestado mercado mundial de trabajo está destinado a tener mil millones más de trabajadores’.
¿Dónde y cómo van a encontrar un empleo? Hay fórmulas, como la de Alemania de simultanear el aprendizaje con el empleo, o la de la formación profesional en vez del espejismo del título universitario...
Respecto a España, las estadísticas y otras cifras de FT y de The Economist no son homogéneas, al medir conceptos distintos de juventud (15-24 años o 15-29), pero las constantes son casi idénticas: si casi uno de cada cinco trabajadores está desempleado en España, en el segmento juvenil es casi uno de cada dos. Sólo está por detrás de Grecia, y no en todos los conceptos.
Uno de esos conceptos es especialmente estridente: la mayor tasa de temporalidad y de precariedad es la española, con el 70% de jóvenes empleados en esas condiciones poco menos que degradantes, o sin casi. Generaciones enteras con empleos a tiempo parcial, o en negro sin protección social. Otro, igualmente sangrante o más porque ahí está el German que corroe a la sociedad: España es el país con mayor tasa de fracaso escolar de la UE: casi el 20%.
FT destaca los esfuerzos de organismos y entidades como la Fundación La Caixa, pero en cuanto a las medidas institucionales les pone suspenso, según la frase del profesor Alfredo Pastor de IESE: ‘¿Qué está haciendo el Gobierno española sobre el desempleo? Francamente, no mucho’. Si ha bajado la tasa de paro en los últimos años ha sido a cambio de la precariedad y el empleo de baja calidad, no mucho más.







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