Un sueño para el Día de Europa

Pedro Mena Enciso
23:30 • 09 may. 2017

Hoy, nos gustaría reflexionar sobre la situación actual de una Europa seriamente amenazada desde aquella Declaración Schuman (9 de Mayo de 1950) que es considerada como el acta fundacional de la Europa de hoy. Releyendo aquel histórico documento, encontramos la idea de una Comunidad no sólo económica, sino también política: “De este modo, se llevará a cabo la fusión de intereses indispensables para la creación de una comunidad económica y se introducirá el fomento de una comunidad más amplia y más profunda entre países que durante tanto tiempo se han enfrentado en divisiones sangrientas”. En Roma, 1957, el sueño comenzaba a hacerse realidad con el nacimiento de una Comunidad de 6 países que hoy, 60 años después, recibe el nombre de Unión Europea con 28 estados que siguen formando parte de un proyecto utópico porque la experiencia supranacional europea parece paralizada (El brexit, la cuestión de los refugiados e inmigrantes, el euroescepticismo de diversos países con fuertes presiones de algunos sectores de la sociedad para emular el camino británico, la Europa de varias velocidades, los populismos siempre destructivos y que jamás se basan en el entendimiento...): los intereses particulares vuelven a estar por encima de los generales y esto aleja a muchos ciudadanos de un proyecto que no ha sabido afrontar la crisis económica que nos envuelve. En este sentido, el futuro que queremos es más Europa (no esta Europa pasiva, dividida entre ricos y pobres, sin apuesta social e incapaz de sacarnos de la crisis), una Europa donde se asiente la democracia, una Europa auténticamente solidaria.
Estoy convencido de que para avanzar, los ciudadanos tenemos que percibir a la U.E. como protectora de nuestros derechos frente a los grandes especuladores del mercado. ¿Y los jóvenes? Para que se acerquen al Proyecto de esa Europa Unida tienen que percibir que sus aspiraciones están garantizadas. “Ser o no Ser”, este es el verdadero desafío: o Europa tiene auténtico poder desde el sentir de la suma de todos sus ciudadanos o continuará quedándose a medio hacer, manejada y manipulada por determinados países e intereses. Desde luego, para que Europa vuelva a ser atractiva debe generar empleo de calidad, sobre todo juvenil, porque el drama en países como España convierte la realidad en una indecencia. A pesar de las dificultades, tenemos que seguir creyendo en aquel proyecto soñado por los padres fundadores, donde ningún Estado practicaba la hegemonía sobre los demás, sino que los intereses de la mayoría prevalecían sobre los de una reducida minoría. Clamamos por una Europa útil para las personas concretas que viven el día a día.







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