‘Er Prinzipito’

Antonio Álvarez
01:00 • 15 may. 2017

Desde que el mundo es mundo nos debatimos entre iluminados y lumbreras. Por mucho que desde la Revolución Francesa se instituyera el Principio de Igualdad como inalienable a los ciudadanos. está claro que entre los humanos la distinción clara es entre tontos y listos, bueno, también hay listillos, que son los peores; con lo que iguales de partida no somos. La igualdad es en derechos, no en desechos, y por supuesto en la hora final donde ricos, pobres, artesanos, bestias, hombres y mujeres nos retratamos. Me cansa mucho ver en series, películas, e incluso en el último Masterchef donde una aspirante (policía nacional) encarna los estereotipos del andaluz gracioso pasado de rosca, tirando a cateto ingenuo y mal hablado. ¿Qué hemos hecho mal para seguir mereciendo este sambenito? El garruleo abunda donde ahondas, da igual la franja hispánica. Ni somos más, ni menos que en otros lares. 
Es justo y necesario reírse de uno mismo. No hay mejor vacuna frente al tonteo y la pose para afrontar y confrontar la vida. Nuestro hablar andaluz se come las palabras, supongo que por tantos siglos de miseria, latrocinio y hambre; o por ser carne de cañón de todos los imperios habidos ; o porque en el Reino de las Letras hemos tenido tanto o más figuras que cualquier región que se precie de las Españas y hermanos hispanohablantes, y se nos fueron letraheridos a otros páramos,... No es por chulería, pero la retahíla de escritores y pensadores que hemos aportado al conjunto de nuestra patria, el idioma común español, daría no para un artículo, sino para todo el periódico entero. 
Resulta que a un iluminado lumbrera, o sea un tontopollas que diría un granaíno, un tontoelpijo un murciano; no confundir con un Pijoaparte que escribiera el gran Juan Marsé (ambas expresiones con ánimo socarrón y escuchadas al comentar la noticia en el bar en mi desayuno), y que se hace llamar Huan Porrah, y es Juan Porras (para más inri, doctor en Antropología Social y profesor en la Pablo de Olavide de Sevilla), se le ha encendido la mecha de la masa gris con la ocurrencia del siglo: dinamitar el idioma escribiendo la versión ‘andaluza’ de El Principito, obra maestra de Saint Exupéry. El Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) que anda buscando ombligo, bandera y fonda con Rh andalusí, auspicia la desgracia, porque vaya, gracia y arte tenía el chiste de los garbanzos del mítico Paco Gandía, pero con esta  edición de Er Prinzipito dan ganas de vomitar reglas de ortografía. Lo dicho, creo que ya le hemos hecho demasiada publicidad al engendro. Me viene a la memoria Paco Umbral, tal vez la mejor pluma periodística del último tercio del siglo XX, que ante la encerrona de la noble pijoprogre Mercedes Milá ha acabado queriendo hablar de su libro por los siglos de los siglos. Pero donde no hay, no hay, ¡pobre asteroide B-612!


 







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