Gloria Fuertes: recuerdo de su paso por Almería

Francisco Galera Noguera
01:00 • 18 may. 2017

Hay personas, tan conocidas y populares, que no necesitan presentación. Es el caso de Gloria Fuertes. Pero como es costumbre afincada esto del preámbulo, intentaré hacer lo con la brevedad requerida. 
Madrileña, de 66 años -no lo parece, ¡claro!-, a quien ni los archivos con sus empolvados documentos ni las bibliotecas, a veces demasiado serias y silenciosas, han quitado el buen humor. También le han dejado tiempo para dictar cursos en universidades norteamericanas y pronunciar con referencias o comunicarse con los niños en cualquier punto de nuestra geografía. Sin olvidar la dirección de alguna revista, como Arquero, o el estreno de sus obras en los domingos del “Teatro Infantil Maravillas”. Y, siempre, robando al sueño, un hueco para sus cuentos o versos, destinados a pequeños y grandes, que para todos hay en el trigal de Gloria Fuertes. Desde su Isla ignorada en 1950, aunque empezó a escribir siendo niña-adolescente porque necesitaba decir lo que sentía, hasta Cocoloco, pocoloco en 1985, se han ido sucediendo los numerosos títulos que su fácil y prolífica pluma nos ha regalado.
Gloria Fuertes, televisión, radio, prensa. 
Gloria Fuertes, imaginación (“Las tres reinas magas: Melchora, Gaspara y Baltasara”), corazón (“como un piano”), sentimiento (“primero siento, después pienso, en ese sentir-pensar se engendra el poema”) y amistad (“qué bueno es tener un amigo en el camino, aunque éste sea un pingüino”), naturalidad y espontaneidad: 
“A la hora de escribir se me olvida lo poco estudiado y lo mucho leído, al escribir solamente recuerdo lo que tengo que decir y lo digo a mi manera, a mi aire, en directo, sin ensayos, sin preocupación”.


Compromiso Gloria, buceadora en el folclore infantil y malabarista del lenguaje, compromiso y testimonio -a sus quince años quedó huérfana y supo de trabajos y sacrificios-, a veces, con matiz religioso:
“Padre Nuestro que estás en la escuela/ de gratis, y en el verdulero, y en el/ que pasa hambre y en el poeta,/ ¡nunca en el usurero!”.
Gloria, pacifista:
“A los nueve años me pilló un carro,/ a los catorce me pilló la guerra;/ quise ir a la guerra, para pararla,/ me detuvieron a mitad del camino”.







Temas relacionados

para ti

en destaque