Y el PSOE no se evapora

Pedro Calvo Hernando
23:58 • 24 may. 2017

Celebradas ya las primarias, con el absoluto triunfo de Pedro Sánchez, el resultado ha sorprendido a todo el mundo. Quizá sea el gran triunfador quien menos se haya sorprendido, porque durante todo el proceso de las primarias socialistas es el que se movía con más seguridad y más arrojo. Patxi López estuvo dando un ejemplo permanente de seriedad y de sensatez política. Susana Díaz lo dio de vacío ideológico y de intrascendencia futurista. Y es Sánchez el que se mostró más seguro de sí mismo y más convencido de que iba a triunfar, como así sucedió. Patxi recibió el resultado con la naturalidad de quien ya sabía lo que le iba a pasar. Susana lo recibió descompuesta y despavorida. Y Pedro lo recibió con la naturalidad de quien se esperaba algo parecido.
Susana y sus mentores, el aparato y el exaparato del partido, así como muy poderosos medios informativos, se han quedado como viendo visiones y transidos de incredulidad y de dolor. Y la verdad es que daba pena ver la transformación de Susana tras conocerse los resultados de la elección, hasta el punto de que daba la impresión de ser un personaje que no se parecía nada a ella. Le faltó poco para llorar y no supo evitar la tontería de no citar al ganador por su nombre ni de felicitarlo. Llevamos unos días dándole mil vueltas a lo ocurrido y contemplando más grandeza en los vencedores y más zozobra en los derrotados y, sobre todo, posiciones mucho más claras y generosas en los primeros. Y lo más interesante es que renace la posibilidad de entendimiento entre los dos grandes partidos de la izquierda, eso que se hizo imposible meses atrás por la mentecatez de los unos y de los otros. Ahora el destino pone delante de PSOE y Podemos la nueva oportunidad para el entendimiento, y en eso estamos, a pesar de que no pocas idioteces ya hemos visto repetidas. La poshistoria no ha hecho nada más que comenzar. Vamos con ello.


 







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