Ese viento que se lleva tu pasado

Jose Fernández
01:00 • 01 jun. 2017

Ser inmortal y vivir eternamente. Ese es el don que durante siglos han implorado los seres humanos a los dioses, como hizo el joven y apolíneo Titono, pidió a Zeus vivir sin morir, olvidando pedir al mismo tiempo la juventud, lo que le hizo ir envejeciendo progresivamente hasta quedar convertido en un grillo, en una cucaracha o ya no recuerdo bien en qué bicho asqueroso. Pero ustedes disimulen, porque tengo para mí que lo de la inmortalidad está muy sobrevalorado. Lo que llena hoy el capítulo de plegarias no atendidas no es la posibilidad de tener un futuro ilimitado, sino la esperanza de no tener pasado concreto. Ah, el pasado. Ese molesto arcón de actos, gestos y afectos que nos lastra y nos frena; que nos marca y nos condiciona. Por eso, no hay mayor privilegio o concesión que poder desprenderse de esa molesta carga y esculpir, como un maestro griego o un cirujano plástico, un pasado libre de arrugas emocionales y recuerdos flácidos. Y como negociar eso con los dioses –siempre arteros- es peligroso, es mejor autoconcederse la exención de la tasa de la memoria y convertirse en un hombre sin pasado. Justo el feliz caso del portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento, Rafael Esteban, que ha decretado la inexistencia de su paso por el Consistorio como Concejal de Cultura. “¡¡Deje ya el rollo!!” (sic.) bufó muy enojado a la actual responsable del área, Ana Labella, cuando ésta le intentaba recordar durante un Pleno que el actual recinto de conciertos no es el primero que ha sufrido los efectos del viento, puesto que a él ya le pilló el vendaval de la suspensión de dos conciertos de Operación Triunfo en la primavera de 2002, con trozos de chapa volando y las criaturas aglomeradas en las puertas. Es decir: lo pasado hace quince años está prescrito, no ha sido o no existe. Sin embargo, hay que insistir y recordar lo pasado hace ochenta años y explicarlo tal como ellas y ellos estimen mejor. En todo caso uno tiende a creer, antes que en las mitologías, en las hemerotecas.







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