Hay días que este país parece un sainete censurado de “Lo que se avecina”. Ustedes dirán: “ Bueno. sí, pero nos divertimos” En la política no cabe diversión posible. Al final de tanta chupoptería, lo que queda son que unos pasan sus vacaciones en Ibiza al borde un velero, y otros lloran sus desconsuelo por las esquinas. La Villalobos se pregunta si para tener un cargo en este país hay que ser pobre de solemnidad. Lo dice un poco como para compensar al Fiscal anticorrupción a quien han sacado un lio en Panamá a resultas de su señora fincaza en no sé dónde. Hombre, tanto como pobres de solemnidad no es exactamente la figura. Pero un poquitín de vergüenza nunca viene mal en un gran cargo por aquello de que los mejores debieran dar ejemplo. No se me va de la cabeza la estampa de Rodrigo Rato tocando la campanita de Bankia como quien reparte felicidad para todo bicho viviente. Rajoy, un gran experto en escapatorias, dice ahora que está a lo que diga la Justicia. Pero si analizamos sus explicaciones anteriores, vemos que preferiría hablarle al tribunal por medio de videoconferencia. A su partido le acusan de haber conseguido el poder mediante dinero ilegal. Y si nos metemos por esos andurriales de la corrupción en Madrid, Valencia, Alicante, Castellón y Mallorca, solo por citar unos cuantos caso, la impresión de pestilencia no puede ser más asfixiante. Tenemos un país de escándalo. Las clases herederas del franquismo aprovecharon a tope la ocasión para convertir la política en un campamento de lo tuyo es mío. Y lo que saca de quicio a los jóvenes es ver cómo nos dan lecciones de moralidad los mismos que han convertido España en un fangal apestoso. Ni siquiera los buenos consejos de la Unión Europea parecen frenar las ganas de lucrarse a los ladrones de guante blanco. Vean si no la reciente aprobación de los presupuestos generales del Estado. Quién sale ganando y quién no. Un nuevo palo a la cultura como si ésta fuera la culpable del desastre, Pérdida del valor adquisitivo para los pensionistas De presupuestos del cambio, nada de nada. Eso sí, aumentan los sueldos a los diputados. 1.300 millones a Canarias por el valor simbólico de unos cuantos votos. Otros mil cuatrocientos a Euskadi . Da la impresión de esto fuera la compraventa del la Moncloa. Ya digo, país de escándalo. Y a gobernar que son dos días.
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