Preparar a mis alumnos para la Prueba de Acceso a la Universidad me exige reflexionar, como profesional de la educación, sobre un curso 2016-2017 en el que el Sistema Educativo ha llegado a una situación lamentable por los vaivenes que, desde que se anunció la fuertemente contestada LOMCE, se han producido. Llevo más de tres décadas en la enseñanza y les puedo asegurar que jamás hemos estado sometidos a una situación de tanta confusión e incertidumbre.
Ni siquiera, cuando era niño y en un sistema autoritario, recuerdo tal caos. Se ha abierto camino la demagogia política con ese afán de ir a la yugular del contrincante, en lugar de buscar el diálogo para entenderse y construir un sistema educativo fruto del consenso, hecho para todos y no de unos contra otros buscando la confrontación como rédito electoral porque en credibilidad los que representan al pueblo están ya muy justitos.
Nuestros alumnos de 2º Bachillerato, por ejemplo, han estado sometidos desde Septiembre a una situación injusta, sin saber prácticamente a qué atenerse hasta el mes de Febrero. Los culpables, además de ese ministro que tuvo la ocurrencia de sacar una ley sin apoyos, son los ya mencionados representantes públicos.
Desde mi responsabilidad clamo, junto a una legión de compañeros, por un Pacto que aleje a la Educación de los vaivenes políticos e introduzca estabilidad y calidad dejando las decisiones en manos de los que trabajamos directamente con los alumnos.
A los inspectores y a la Administración educativa le pedimos asesoramiento además de una labor de coherencia con las personas (educadores y educandos) y no con la burocracia porque lo importante es la persona misma del profesor y del alumno y no el papeleo inútil que hace perder tiempo y eficacia descuidando la esencia de la educación.
En fin, los próximos días 12, 13 y 14 serán especiales para una promoción de alumnos de 2º de Bachillerato que, tras superar un curso intenso y agobiante tienen que afrontar la última traba para despejar su futuro: Se trata de la famosa Selectividad, que todos dicen que es fácil, pero, ¡claro! ellos ya la han pasado y si no que se lo digan a los chicos que necesitan sacar nota para elegir la carrera con la que sueñan.
¡Qué alegría si lo consiguen!, pero ¡qué frustración para el que se queda a las puertas! Será ley de vida, pero no me gusta. ¡Cuántas veces habéis pensado en este momento! ¡Cuántas esperanzas!, ¡Cuántas ilusiones! y a la vez qué nervios e incluso temor por la incertidumbre ante el futuro. Os deseo mucho más que suerte.
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