Somos la izquierda

Kayros
01:00 • 09 jun. 2017

 Este inquietante  titulo será el lema, si no pasa nada, del 39  Congreso  del PSOE. A lo largo de su historia, el partido fundado por Pablo Iglesias (el viejo de la barba blanca) ha tenido demasiadas convulsiones en su afán de responder a las necesidades y planteamientos de intelectuales y obreros. Al principio casi no se distinguía  del marxismo militante. Poco después intentaron la socialdemocracia.  Con Felipe se produce la doble escisión de históricos y nuevos, del interior y de más allá de la frontera. 
La dimisión provisional de “Isidoro” introduce otra táctica: la del gato blanco o negro que lo mismo da, lo importante es que cace  ratones. Por supuesto el marxismo se fue a tomar por retambufa después del triunfo de Franco y asi llegamos, piano piano, al triunfo electoral del PSOE que ocupa la Moncloa por primera vez después de aquel susto tejeriano de todos al suelo. Últimamente ha habido en este país otra clase de sustos. Apareció Pedro Sánchez. De haberse entendido con el Pablo Iglesias de ahora (el  de la coleta) el socialismo pudo hacerse con el poder político  de este país desbancando al PP y a todos sus poderosos cofrades.. Pero ya conocen el encontronazo dialéctico. Pedro Sánchez no caía bien a los barones que vieron amenazada su hegemonía indiscutible en otro tiempo. Y la Gestora, a pesar  de los buenos consejos, en vez de tener  unparto cómodo, parió un ratón, como diría burlonamente el maestro Horacio. Llegaron pedir la abstención para que Rajoy gobernara. Ahora mismito les cuento lo sucedido después.
 Precisamente el nuevo título de “Somos la izquierda” obedece a las carencias  de la derecha; Pedro Sánchez las resume así: “Sufrimiento, corrupción, desempleo, recortes y mordazas”. Como si el PSOE hubiera escuchado este grito salvaje de la gente, ahora habría que salir con una izquierda que no roba ni se lleva los dineros a Panamá y menos con fiscales anticorrupción que se proponen salvar a los peseteros. El hecho de que la preocupación por la corrupción se  haya convertido en laprimera necesidad de la gente quiere decir algo. Y ser de izquierdas hoy, sin trampa ni cartón, sería un buen antibiótico.







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