El pasado miércoles participe en un foro de reflexión empresarial privado y en una de las opiniones en las que todos los asistentes coincidían era en la necesidad de poner fin a la pasividad en la que llevaba instalado el gobierno andaluz desde hace meses, tantos que parecían una actitud venida de antiguo.
Desde que Susana perdiera las primarias,nadie dudaba en Andalucía del cambio de gobierno. Lo que nadie preveía era su inminencia. A una semana del congreso nacional del psoe y menos de mes y medio de unas primarias y el congreso regional todo hacia prever que los cambios se producirían cuando llegase septiembre.
Pero Susana es reflexiva y sabe que la melancolía es un espacio dominado por la penumbra que solo conduce a aumentar la sombra de debilidad que acompaña a la derrota. Había que actuar y hacerlo ya si no quería prolongar la imagen dolorida-la peor que puede proyectar un político- que ni quiso ni supo evitar la noche en que la victoria de Pedro Sánchez la enclaustró en Andalucía para siempre.
Pero el duelo le duró poco. Un día le preguntaré si conoce aquel verso de una canción de Pablo Milanés en el que se canta que "aferrarse a las cosas detenidas es ausentarse un poco de la vida". Es posible que nunca lo haya oído, o si, pero con sus decisiones de la semana que hoy termina lo ha puesto en práctica con la ansiedad de quién sabe que en la bicicleta de la política, quien se para, acaba cayendo.
No alcanzo a entender de otra forma que en solo cinco días haya aprobado la matrícula gratis para todos los estudiantes universitarios que aprueben, la instauración de una renta básica, la agilización (fallida) del comisariado para la Memoria Histórica y una crisis de gobierno que es,casi, una enmienda a la totalidad del gabinete que le ha acompañado durante los últimos dos años.
La presidenta quiere demostrar que ha vuelto y, en esa acumulación apresurada de decisiones, lo que también demuestra es un inevitable sentimiento de ausencia. La campaña de las primarias ocupó su tiempo y preocupó su pensamiento. Y la semana que hoy termina ha sido un ejercicio estratégico para fortalecer su posición en Andalucía.
Me lo dijo en la tarde del viernes y en medio de los rumores uno de los ex políticos que mejor conoce a la presidenta: " con los cambios de hoy Susana demuestra quien manda y, sobre todo, quien va a mandar en Andalucía. Sánchez hará su ejecutiva sin interferencias de nadie, pero nadie va a interferir tampoco en las decisiones de Susana. Al congreso regional se llega mejor con un gobierno nuevo que con uno en funciones". O lo que es lo mismo: Pedro tú mandas en Ferraz, pero aquí mando yo.
Por lo demás habrá que esperar a como se desenvuelva el nuevo gobierno para hacer su valoración. Los análisis apriorísticos son siempre un error.
Lo que nadie preveía el jueves era el cambio en la Consejería de Agricultura. Ninguna de las quinielas apresuradas a las que tan aficionados somos los periodistas y los políticos en excedencia lo contemplaba. Mari Carmen Ortiz había hecho su trabajo con pulcritud. Su paso por la Consejería había transcurrido sin sobresaltos(lo que en política no es poco; y si no repasemos lo que ha ocurrido en las consejerías de Salud y Educación en los últimos meses). Nada hacía sospechar el cambio. ¿Por qué se produce entonces?
La respuesta solo la sabe la presidenta, pero quizá podría buscarse- y encontrarse- en la forma con que su sucesor, Rodrigo Sánchez, llevó su trabajo en la comisión parlamentaria que investigaba los cursos de Formación. Para el diputado de Turre fue una arriesgadísima prueba de fuego de la que salió personalmente fortalecido y políticamente victorioso. El Psoe salió indemne y eso en política nunca pasa desapercibido.
Ortiz fue una apuesta de Sánchez Teruel y Rodrigo Sánchez lo es, quizá, en mayor medida. En los últimos años Teruel ha tenido en el ya consejero una persona de lealtad total, compromiso sin fisuras y comportamiento si estridencias. Pero si estas circunstancias han influido en la decisión, lo más decisivo ha sido la voluntad de la presidencia de dotar de más contenido político a esa Consejería.
Nadie se baña dos veces en el mismo río y nadie dirige una Consejería con los mismos criterios que quien le antecedió. Mari Carmen Ortiz regresa a Almería con el mismo equipaje con el que se marchó a Sevilla y sin que nadie pueda reprocharle su dedicación. Ayer comenzó una nueva etapa en la que Almería sigue estando presente en el Consejo de Gobierno y en la responsabilidad que más intereses almerienses confluyen.
Que el acierto acompañe al nuevo consejero de Agricultura y Pesca. A Almería le va mucho en juego.
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