Cuarenta años del 15-J

La Constitución se aprobó en Barcelona por el 91`2%, y en Vizcaya, por el 73%

Fausto Romero-Miura Giménez
23:56 • 10 jun. 2017

Los más jóvenes, sin duda, se preguntarán qué es el 15-J.
Los mayores sabemos que fue el día -15 de junio de 1977- en que los españoles mayores de 21 años desatamos con nuestro voto el nudo del “atado y bien atado” que dejó proclamado Franco sobre su Régimen.
Pude ser entonces de los primeros tránsfugas: Juan Antonio Gómez Angulo -clarividente, propugnó la unión de Almería y de Murcia, y nadie atendió aquella propuesta que tanto bien nos habría reportado- ofreció un pacto UCD-Izquierda Democrática –en la que yo militaba- y el puesto número dos en su lista. Yo, lo defendí; ID, lo rechazó. Y, él, luego, me lo volvió a ofrecer, ya a título personal. No acepté por lealtad a ID, pocos días antes de uno de los fracasos más gloriosos de la historia política española: ni Ruiz Giménez, nuestro Presidente y cabeza de lista por Madrid, salió elegido.
Sin embargo, para el Senado se formó una candidatura de coalición entre ID (Emilio Esteban), PSOE (Ángel López Masegosa) y PSP (Joaquín Navarro Estevan). Ganó Joaquín Navarro por sólo 53 votos. En los pueblos se recibieron muchas papeletas marcadas sólo con su cruz.
Al Congreso, ganó UCD, con 92.019 votos, el 49’69%, y 3 diputados; el PSOE obtuvo 50.723, el 27’39%, y 2  diputados.
En el conjunto nacional, UCD obtuvo 6.310.391 votos, (34’44%) 165 diputados, y el PSOE, 5.371.866 (29’32%), 116.
Por situar al lector más joven: España tenía 36.506.811 habitantes (hoy, 45.958.334). La inflación, era del 30% (ahora, el 2’55); el salario mínimo, 13.200 pesetas; había 620.800 desempleados; los anticonceptivos estaban penalizados...
Es claro que España y Almería han progresado. Almería,  en gran parte gracias a la iniciativa privada. 
El tiempo transcurrido -me hace feliz haber vivido en esta época- puede resumirse en que los jóvenes de entonces querían salir de la dictadura, mientras que quienes hoy tienen menos de cuarenta años son ya hijos de la Constitución, de la democracia y de Europa, y nativos digitales. El cambio, ha sido brutal. 
Adolfo Suárez en menos de un año desmontó el aparato  franquista, legalizó los Partidos y convocó, para el 15 de junio, las primeras elecciones libres y democráticas desde la República.
Sin redes sociales y con una única cadena de televisión en blanco y negro, fue mágica la campaña electoral: caravanas de coches empapelados y con altavoces atronando “Libertad sin ira”, de Jarcha; mítines apasionados; carteles pegados con brocha y engrudo...
Los terroristas de ETA y de extrema derecha, siguieron su horrenda campaña de asesinatos, pero el Gobierno se mantuvo firme y las Cortes empezaron la redacción de la Constitución, llamada del consenso,  y que hoy todos se empeñan en modificar aunque no se ponen de acuerdo en qué, en un afán novatorio que empezó con la errática política autonómica de Zapatero y su desquiciado “Pasqual, aprobaremos el Estatuto que apruebe el Parlamento catalán sin quitarle una coma”. Hoy, vamos por república catalana para el 1 de octubre.
Con todo, el consenso fue muy timorato en el Título VIII, sobre la configuración territorial de España –que tantos problemas está creando- rematado con la hoy efervescente Disposición Transitoria 4ª, que permite la anexión de Navarra al País Vasco.
La Comisión Constitucional, creada el 26 de julio de 1977, trabajó en un hermetismo total, pese a lo cual, en noviembre, José Luis Martínez –desde 1984 Editor de La Voz de Almería- se hizo con el borrador de los primeros 33 artículos de la Constitución, que publicó “Cuadernos para el Dialogo”.
Las reacciones fueron tan desaforadas que estuvieron a punto de dar al traste con el trabajo hecho hasta entonces. Tip y Coll escribieron: “la libertad de enseñanza debe consistir en que cada señorita del destape enseñe lo que quiera.” 
Para huir de filtraciones, los Ponentes se asilaron en casa de Pérez Llorca: eran famosos las croquetas y los flamenquines de Carmen, su mujer, y ultimaron “la Constitución de las croquetas”. 
El Congreso la aprobó el 21 de julio, con sólo 2 votos en contra y 14 abstenciones. En Referéndum, el 6 de diciembre, fue aprobada por el 87,78% de votantes, que representaba el 58,97% del censo. En Almería participó el 67’1% y fue aprobada por el 93’2%, con 8.805 noes.
A título de curiosidad, en Barcelona obtuvo el 91’2%, y en Vizcaya, el 73%.
Sin duda, los hijos de la Constitución no pueden valorar lo que supuso el paso de la dictadura a la democracia, porque son hijos de ésta, y nadie valora lo normal. Que la democracia sea aburrida y rutinaria es el mejor síntoma de su salud. Pero, desgraciadamente, empieza a no serlo.
¡Viva la democracia constitucional!


¡Pues que abandonen! El Gobierno no premia el mérito, sino el demérito: mozalbetes de 16 años pueden aprobar la ESO y pasar a Bachillerato, con suspenso –un 4- en vez de con el clásico 5 mínimo, y con dos asignaturas suspensas. Y todo, ha explicado, a instancia de las autonomías, para evitar el abandono escolar. ¡Es cojonudo, Manolín! ¡Mejor que abandonen esos vagos! 
Y las Universidades, con su sistema de coto cerrado para selección de sus Catedráticos, no van mejor.
Así tenemos los políticos, sin formación, que tenemos.


El lifting de Susana Ignoro el alcance político del lifting que Susana Díaz le ha hecho a su Gobierno: desconozco a la mayoría de los sustituidos y de los sustitutos.
Sin embargo era necesario el cese del miserable ¿Consejero? de Justicia, Fiscal, reprobado por el Parlamento, que calumnió a los jueces y a los fiscales. ¿Es Rosa Aguilar su sustituta ideal? ¿Y por qué se ha sustituido a Mari Carmen Ortiz, que lo ha hecho muy bien?
Hay liftings innecesarios: el Gobierno no tenía ni una arruga: no había hecho casi nada.




La muerte del Banco Popular Hace pocos años, el Banco Popular era considerado el mejor de España: pequeño pero muy sólido, gestionado por la familia Valls Taberner.
Cambió la dirección, fomentó la burbuja inmobiliaria, y sus acciones, que llegaron a cotizar a 16 €, el pasado día 6 cerraron a 0’318 €.
Lo ha comprado el Santander por un -1, sí- euro. Los accionistas han perdido toda su inversión. 
Su ex presidente, Ángel Ron, cobró en 2016 1,47 millones de euros. Y tiene una pensión de jubilación de 23.
¿Así se escribe la historia?


 






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