No diga crisis: diga oportunidad

Los manuales de autoayuda insisten en la negatividad perniciosa de la comparación como elemento de creación de valores. Y es que eso de ir comparándose con otro es un esfuerzo inútil. ¿Es posible comparar a un pájaro con un pez? Si el valor medido fuera la capacidad de volar, el pájaro resultaría mejor, pero si los comparásemos por la capacidad de estar bajo el agua, el pez saldría victorioso. Comparar, ya ven, no tiene mucho sentido, no. Pero a mí me divierte, qué le vamos a hacer. Y es que no me digan que no es divertido comparar la reacción mediática y en redes al repentino y fulminante cambio de gobierno en la Junta de Andalucía (doña Susana se ha cargado a cinco consejeros y consejeras de una tacada y un tacado) con el cambio de Gobierno Municipal que llevó a cabo el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Almería el pasado invierno, cuando renunció un concejal y corrió la lista. Mientras que aquello fue, para los medios locales y los sedicentes gurús de las redes, una crisis de tomo y lomo (basta repasar la prensa de esos días) el análisis de los mismos medios y gurús sobre las decisiones de la recientemente derrotada Susana Díaz hablan de “un relevo”, de “un impulso”, de “caras nuevas” o de “una reactivación”. Todo nuestro cariño y este fuerte aplauso. Es decir, que se va un concejal del Ayuntamiento de Almería y estamos ante un conflicto interno de severas consecuencias que siembra de incertidumbre el panorama político local. Pero se van de golpe cinco consejeros de la Junta de Andalucía y estamos ante una ilusionante ocasión de crecimiento colectivo y ante una oportunidad para seguir reimpulsando las directrices básicas de nuestro proyecto político, etcétera. ¿Se imaginan qué no se habría escrito y dicho en esta Almería nuestra si, de pronto, el alcalde hubiera mostrado las cabezas de cinco Holofernes en una bandeja, tal como acaba de hacer nuestra Judith sevillana? Pues eso: la Biblia en pasta.