Un cambiador de ancho de vía en Granada

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01:00 • 12 jun. 2017

Esta tarde a las 19.00 h. la Mesa del Ferrocarril ha organizado en la Casa de las Mariposas otra actividad dentro de su admirable lucha en defensa de nuestros servicios ferroviarios. Se trata de una jornada de gran interés, no solo por el atractivo de los temas que se van a tocar, sino también por la altura de los ponentes.
Sigo con admiración y respeto la andadura de la Mesa desde su constitución, porque comparto la opinión de que el tren es imprescindible para nuestro futuro, y porque entre los miembros más comprometidos tengo varios amigos. No obstante, con el debido respeto debo decir que discrepo abiertamente de su estrategia. Para salir de la prolongada situación de deterioro y abandono que sufrimos, hay que establecer prioridades y luchar ordenadamente por los objetivos. En mi opinión, ahora debemos  insistir en el cambiador de ancho de vía, lo que se justifica por varias razones:
La primera es de oportunidad. Se están acabando las obras de adaptación de la Estación de Granada para recibir la línea del AVE. Si no se tiene en cuenta ahora la construcción del cambiador, casi podríamos asegurar que no lo tendremos nunca.
La segunda razón es de eficacia. El cambiador permite que los trenes que llegan a él por una vía convencional puedan circular desde allí por la red de alta velocidad de ancho estándar, con las consiguientes ventajas de rapidez, seguridad y confort. Para nosotros significaría que nuestros trenes pudieran acceder a esa red, acortando y mejorando significativamente nuestra conexión con el resto de Andalucía, con Madrid, con toda España y hasta con el extranjero.
La tercera es de coherencia. Se han ido colocando en todos los nudos a los que llegaba una línea de alta velocidad, lo que ha llevado a construir hasta 38 (cinco de ellos dobles, por lo que suman 43) y hay otros cinco en construcción. 
La cuarta razón es de justicia. Si esa decisión se ha tomado ya en 43 sitios, que nos dejen aquí sin la misma posibilidad sería un agravio más impuesto por la política ferroviaria española. El año pasado, con ocasión de la inauguración de una de estas instalaciones en Medina del Campo (junto con la electrificación de los 77 km de línea férrea hasta Salamanca) la ministra Ana Pastor dijo que se había ejecutado esa obra “por una razón de justicia” ¿no nos merecemos los almerienses el mismo trato?
La quinta razón es económica. El costo de un cambiador es ridículo comparado con las cifras milmillonarias que se manejan en la alta velocidad. Además se pueden reutilizar, así que el traslado de alguno de los que ya no se utilizan (como los dos de Antequera) se podría casi pagar con la exigua cantidad asignada por los PGE.
La sexta razón es de lealtad. La mencionada ministra se comprometió públicamente (con la Mesa) a construirlo y tenerlo en funcionamiento cuando el AVE llegara a Granada. En el XXV aniversario del AVE a Sevilla el presidente Rajoy ratificó ese compromiso. También debería bastar ya de promesas incumplidas.
Nuestros problemas ferroviarios son en efecto mucho más numerosos y profundos, pero desgraciadamente  tendremos tiempo, razones y oportunidades de sobra para pelear por cada uno de ellos. Volquémonos ahora con el más inmediato, para aliviar la larga espera del AVE, el soterramiento, el acceso al puerto, los cercanías, etc.







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