Almería es una gran ciudad en la que han nacido, crecido y trabajado hombres y mujeres que, a lo largo de su vida, han contribuido a generar un legado de aportaciones y avances del que todos, en igual medida, nos debemos de sentir legítimamente orgullosos. Siempre me ha parecido muy empobrecedor y frustrante el discurso de la negación del éxito con el que los propios almerienses nos hemos castigado durante años, como si nada o nadie que tuviera su origen en Almería fuera capaz de la excelencia. Pero la historia está llena de ejemplos que demuestran lo contrario en numerosos campos de la ciencia, del arte, del esfuerzo y del talento. Y esa herencia de trabajo y acierto no sólo nos define y nos explica, sino que representa, además, un modo de situar a Almería en el mapa histórico de los logros y de los aciertos que, desde lo individual, nos han hecho mejores a todos como colectivo. Conocer la obra de los almerienses que han destacado por su inventiva, por su creatividad y –sobre todo- por su sacrificio, es un labor que nos engrandece, y con la que el Ayuntamiento de Almería tiene un compromiso que se explica en el pasado y se proyecta en el futuro. Y es que todos debemos conocer y apreciar las cosas buenas que otros almerienses han hecho a lo largo de la historia, manteniendo viva esa riqueza y compartiéndola con los demás. Sin ir más lejos, esta misma semana hemos tenido dos buenos ejemplos de lo que digo. El Ayuntamiento ha llevado a cabo un completo programa de reconocimiento y divulgación de la trayectoria profesional del maestro constructor guitarrero Antonio de Torres, del que acaban de cumplirse 200 años de su nacimiento en el barrio de La Cañada. Creo que el Ayuntamiento ha hecho un buen trabajo para que los almerienses recordemos con orgullo la vida y la obra del que es considerado en todo el mundo el padre de la guitarra moderna. Una aportación que le convierte en uno de los almerienses más ilustres, más importantes y más definitivos a la hora de hablar de esa “Marca Almería” que explica nuestra capacidad de crear, de innovar y de atreverse a hacer realidad lo que para muchos parecía imposible. Almerienses destacados en todos los ámbitos los ha habido y los seguirá habiendo, y por eso el Ayuntamiento quiere destacar esas trayectorias y hacer partícipes a los almerienses del orgullo compartido que sentimos por su aportación al conjunto de la sociedad española. Esa es una de las razones por las que hace unos días tuve el honor de entregar el Escudo de Oro de Almería al Contraalmirante, Jefe del Estado Mayor de la Flota y piloto de combate Ricardo Atanasio Hernández López, que es un almeriense que lleva el nombre de su tierra por los mares y cielos de todo el mundo. Enhorabuena y gracias.
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