Estrategia de ruido y furia

Cuando la estrategia es el ruido, no merece la pena detenerse a pensar si escuchamos cencerros o crótalos. El estruendo tiene la ventaja de que es un recurso que lo cubre todo y genera un entorno en el que mucha gente se siente cómoda, pues basta con dejarse llevar por el compás. Y en esas anda otra vez el Grupo Municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Almería, que acaba de descolgarse con la sonora ocurrencia de mantener el Pingurucho en la Plaza Vieja, al contrario de lo que contempla el proyecto que el propio PSOE presentó en el año 2000, de la mano de la Junta de Andalucía, cuando gobernaba el Ayuntamiento con Izquierda Unida. Hace diecisiete años yo estuve en la rueda de prensa en la donde se presentaba dicho proyecto y en él el Pingurucho iba fuera. Así que menos milongas. El actual portavoz socialista el señor Pérez Navas, era concejal de Obras Públicas y en ningún momento se le vio incómodo con esa idea. Bueno, en realidad las únicas reacciones del señor Pérez Navas respecto de las decisiones de la Junta de Andalucía con Almería son el éxtasis y una leve propensión a la levitación. Pero no les hablo ahora de Pérez Navas como grupo escultórico, sino de la permanente tendencia del PSOE a buscar motivos de disputa a ver si alguien pica. Y la sombra del Pingurucho es lo suficientemente alargada como para que en ella empiecen a vivaquear los correctores de la memoria política, el gabinete de deontólogos de guardia y el sanedrín de pluscuamperfectos de cuota. Se trata, una vez más, de la vieja estrategia de buscar motivos de división apoyándose en la Coral Vajillas de los gurús afines. Y manda narices que la única proposición del PSOE sobre una obra que la Junta tendría que haber entregado a los almerienses ¡hace ya doce años! Sea renegar del proyecto original que tanto aplaudieron en su día. De meterles algo de prisa ni hablar. Lo que sea con tal de armar jaleo, que ya decía Shakespeare que la vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene sentido.