A mí me cae bastante bien José Luis Ábalos, la nueva estrella emergente del PSOE. Maneja bien la palabra, y es didáctico, lo que suele ser característica de los que pasamos por las Escuelas de Magisterio.
En unas declaraciones, intentando neutralizar ese peligro de identificar a los socialistas con los podemitas, ha dicho con inteligencia que el acercamiento a Podemos del PSOE es casi necesario por respeto a sus votantes. Como diría mi tía Pascualina, está muy bien traído, e incluso nos recuerda a algunos que caer en el forofismo, tanto a favor como en contra, no es lo mejor.
Lástima que el señorito de Ábalos, Pedro Sánchez, Penélope incansable, desteje por la noche lo que el secretario de organización teje por las mañanas. Porque cuando el antiguo-nuevo Secretario General del PSOE se refiere al PP lo hace en unos términos en los que parece que es una organización mafiosa, en la que nada hay salvable. Nos situamos, pues, ante una tabla de respetos variables, donde nos encontraríamos con los respetables votantes de Podemos, de un lado, y, por el otro, con los estúpidos e ignorantes votantes del PP, que no se merecen ningún respeto. Esta forma maniquea de dividir al público que tanto nos quiere suele ser bastante frecuente entre comentaristas, politólogos, periodistas, políticos regionales y gentes de irregular vivir. El sectarismo no necesita razonar y lo entiende todo el mundo. Al primer individuo al que le leí que había que crear un cordón sanitario alrededor del PP, fue al gran ensayista, politólogo y sectario evidente, Federico Luppi, que en su tiempo libre trabaja de actor. Aquellas declaraciones las leí el año que murió mi padre que, en las últimas elecciones, votó al PP, según me había confesado. Y me sentí ofendido. Y no se me olvida.
Lo que ya me parece más raro es que Pedro Sánchez aspire a gobernar un país en el que casi ocho millones de personas con derecho a voto le parecen despreciables y no crea que merezcan ningún respeto. A lo mejor cree que el presidente gobierna sólo para los militantes de su partido y no para todos los habitantes del país, debido a que acaba de salir de un Congreso. Cabría la confusión. Y habría que rogar al señor Ábalos que le despejara las dudas y evitara la discriminación en los respetos.
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