El impuesto de sucesiones y donaciones está de moda. No hay duda. Después de 20 años de ejercicio de la abogacía, en los que he tramitado varios asuntos de herencias, con sus correspondientes liquidaciones a la hacienda de la Junta de Andalucía, nunca se había hablado tanto de este tema como ahora. Y por eso no creo que nadie pueda poner en duda que ha sido Ciudadanos el que, con sus reivindicaciones, ha sacado este tema del olvido.
Si uno está a pie de calle, se oyen muchas cosas. Unas con conocimiento de causa y otras desvirtuadas por la propaganda mediática de algún partido, que ahora ve posibilidades de sacarle rédito político. Es importante dar a conocer que estamos hablando de un impuesto estatal, que se puede rebajar a nivel autonómico, que, de hecho, Ciudadanos ya ha conseguido una reducción importante y que sigue presionando al gobierno de Susana Díaz para llegar al límite.
Pero que en ningún caso se podría suprimir desde Andalucía. Y lo digo para que, los que van por estas tierras andaluzas en campaña recogiendo firmas, lo hagan también a nivel estatal, que es precisamente donde gobiernan. Esta misma semana el Sr. Moreno Bonilla declaró que cuando él sea presidente de la Junta de Andalucía el impuesto de sucesiones será historia. ¿Y qué pasa si nunca llega a ser presidente?,¿esto qué es?, una amenaza a los andaluces. Increíble.
La única verdad es que hasta que Ciudadanos llegó al Parlamento andaluz, e invito a quien quiera a hacer un rastreo en los archivos de la Cámara, el impuesto de sucesiones y donaciones no era tema de debate candente. Ni el PSOE, ni el PP mostraban interés en hablar de él y menos en rebajarlo.
La realidad es que ahora se ha subido el mínimo exento, se ha suprimido, casi por completo, este impuesto en el campo. Y la realidad es que Ciudadanos sigue presionando al gobierno andaluz para que lo baje todo lo que sus competencias le permitan.
La verdad es que es un impuesto injusto que hace pagar a los hijos por lo que ya pagaron sus padres. Verdad también es que es un impuesto insolidario porque crea desigualdades territoriales y privilegia a unos españoles castigando a otros.
Algunos prefieren confundir a la opinión pública con recogidas de firmas y demagogia barata, en vez de coger el teléfono y pedir a su ‘jefe’ que suprima el impuesto de sucesiones y donaciones. Ya hubieran podido haber recogido esas firmas en el 2014, para que del mismo modo que el Sr.
Mariano Rajoy, con su mayoría absoluta y mediante ley estatal, acabó con la discriminación que realizaba dicho impuesto sobre la fiscalidad de residentes o no, para dar cumplimiento a una sentencia del Tribunal de Justicia Europeo, en iguales formas y habiendo podido hacer uso de esa mayoría absoluta, obligarle, ya puestos a reformar, a armonizarlo en todo el territorio nacional o suprimirlo.
Vamos a ser serios y honestos. En política no puede valer todo. Los grandes partidos, con maquinarias muy potentes, con mucho presupuesto para campañas mediáticas y con mucho poder en las instituciones, no pueden confundir a la opinión pública con argumentos retorcidos a su antojo.
A todos los que llevan décadas en política y ahora quieren abanderar la reducción del impuesto de sucesiones y donaciones en Andalucía hay que hacerles una sencilla pregunta: ¿Por qué no lo habéis hecho antes? Y la respuesta es muy sencilla: Porque no ha habido la más mínima intención política de hacerlo.
A lo mejor la verdad no favorece al PSOE y al PP, pero verdad solo hay una, duela o no.
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