El que fuera alcalde de Zurgena, condenado a seis años de cárcel

Tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió. Se ha sentado tantas veces en el banquillo el señor Trabalón, que en algunos de los juicios tenía que salir caminito del Acebuche. Tampoco le ha ido mal, no crean, yo de él no me quejaría, hubo momentos en que la fiscalía le pedía tantos o más años de cárcel que a cualquier asesino de ETA. Con seis le han apañado, dieciocho de inhabilitación y el derribo de lo que se entiende como viviendas obsequiadas por parte de los promotores. Si se porta bien don Cándido en un par de años puede estar en la calle, paseando por su pueblo o cualquier otro del entorno y a disfrutar del patrimonio conseguido durante sus años de alcalde con vara de mando en el urbanismo zurgenero. Cuentan que a Roldán le piden autógrafos en sus paseos por las calles de Zaragoza, y hasta que les cuente la historia de sus hazañas durante los años que tuvo mando en la benemérita. El señor Trabalón no le llega ni a las suelas de los zapatos, eso es cierto, pero por el número de los juicios contra él celebrados, historia que contar tiene, eso no cabe duda, y hasta es posible que le pidan un autógrafo. Tampoco estaría mal recibir algún consejo sobre su sabiduría urbanística, de justicia es reconocer que le ha salido lo del costurero mejor de lo que en un principio se esperaba: Bordao, dirán sus amigos. Y todo ello al cabo de diez años. Una década viviendo a lo grande a costa de las licencias de urbanismo otorgadas en Zurgena.
Si don Cándido Trabalón es listo, y tras su larga trayectoria pasando por los banquillos de los juzgados es de imaginar que lo es, en estos diez años ha podido vender las casas regaladas y esconder bajo piedra el dinero obtenido por sus manejos urbanísticos en el ayuntamiento a la espera de mejores tiempos. Unos años ahora a la sombra, no muchos, eso es seguro, y a vivir que son tres días y medio. A vivir y a contar a los amigos, hijos y nietos que él, digan lo que digan ha sido el hombre que ha puesto en el mapa de la provincia al pueblo de Zurgena. Gracias a esas viviendas ilegales el pueblo puede presumir de miles de vecinos que en caso contrario no estarían viviendo en él.
Cuando la Junta decide legalizar muchas de las casas construidas en el levante, no está diciendo que Cándido Trabalón y otros alcaldes lo estaban haciendo bien.