Entre lo telurico y lo político

Vaya por delante mi respeto por los miembros de Greenpeace y su cruzada global por la salud de nuestro planeta. Dicho esto, también quiero decir que pocos colectivos son tan jartibles como los ecologistas, que aguantan las protestas igual que te dura un martillo metido en manteca: hasta el infinito y más allá.  La otra mañana estuvieron por Carboneras, repintando la “I” de la palabra “Ilegal” que grafitearon sobre el mamotreto del epicéntrico hotel del Algarrobico, y que fue borrada al poco tiempo por los propios vecinos del pueblo. Y digo que comprendo a los vecinos igual que comprendo a los ecologistas porque, a su manera, ambas partes tienen razones de peso. Los unos, porque el hotel es un pegote artificial insertado en un escenario natural que ya nunca volverá a ser la Aqaba que David Lean levantó allí para esa joya del cine que es “Lawrence de Arabia”. Y los otros, porque entienden que el daño es irreparable y que lo mejor que podría hacerse es abrirlo de una puñetera vez y convertirlo en fuente de empleo y riqueza. Dos posturas razonables que chocan con un muro: la cruda realidad. ¿Ustedes creen que la Junta va tirar el hotel? Tururú. Hace tres años, la presidenta del gobierno andaluz, Susana Díaz, dijo en el Debate del Estado de la Comunidad: “La demolición del Algarrobico tardará lo que tenga que tardar, pero sencillamente no tiene vuelta atrás”. Es decir, que podemos ir buscando una butaca más cómoda para seguir esperando, porque ahora mismo el derribo del hotel tiene más probabilidades de ir por la vía telúrica que por la vía política. La Junta no tiene dinero para demoler medioambientalmente la obra y reponer el estado original del terreno. Ni la Junta ni nadie, porque el importe de esa factura es sencillamente inasumible. Por eso lo razonable es terminarlo y, si quieren, convertirlo en penal para concejales golferas, constructores desahogados, delegados irrespetuosos, consejeros ambiciosos y ministras aceleradas. Lo que sea, pero evitemos que la actual situación se prolongue indefinidamente.