Mitologías, barandas y símbolos

Todo movimiento autoproclamado independiente de algo o de alguien ha de incluir en su base ideológica un relato cohesionador, construido sobre mitologías más o menos nebulosas que permitan establecer y explicar una causa. Y en ocasiones no hace falta acudir a esa memoria lejana que mezcla tribus con dioses y héroes. No siempre es necesaria una Odisea o un canto de bardos antediluvianos para sentar las raíces de una nación, una patria o un pueblo: a veces basta con una simple barandilla de playa. El concejal del Grupo Independiente por Garrucha (GIGA),  Bernardo Simón, está promoviendo la constitución de una comisión técnica que  analice si la barandilla de mármol del Paseo Marítimo de esta hermosa localidad almeriense puede ser considerada como Bien de Interés Cultural y, de ese modo, recibir una protección especial como símbolo del pueblo. Y ustedes quizás se pregunten si la famosa baranda tiene elementos históricos o artísticos merecedores de semejante catalogación. Allá cada cual, pero tan sólo diré que la pieza en cuestión es una baranda de mármol blanco de toda la vida, de kilómetro y medio de largo, con sus columnas de molde, sus bolardos coronando las diferentes secciones y poco más. Como dato a favor de su juicio estético diré que no se aprecian en ella reproducciones de aves rapaces o gnomos jardineros, lo  que mejora su prestancia y presencia. Lo que también quiero decir es que, de resultar positivo el informe de la Comisión, bien podrían ir preparando ya la declaración conjunta de BIC para centenares de chalets familiares y hasta de algún salón de bodas y bautizos multitudinarios. Y para terminar, una modesta recomendación: la barandilla está ahora bien y no presenta problemas. Declararlo BIC y hacer gravitar sobre ella el orden jurídico de la Junta puede ser preludio de su resquebrajamiento. Miren el estado de cochambre de los BIC declarados por la Junta en Almería… y piénsenlo más detenidamente.