Soluciones para siempre

Antonio Felipe Rubio
23:37 • 20 jul. 2017

Las soluciones a medias suelen recrudecer los problemas a que dieron lugar. El problema del agua en Almería se intentó zanjar con artificio y ficción. Bastó una triunfal reunión de la Mesa de las Infraestructuras, y la posterior fanfarria de titulares periodísticos para zanjar el problema del agua… ¡para siempre! Esta extraordinaria sentencia, que equivale a “eterno”, fue una de las típicas que, una vez más, la Junta se otorgó como demiurgo de la Andalucía 2.0, universal, de lujo… y todos aquellos espejismos publicitarios que pretendían reflejar un falso paraíso en el que todo fuese superado con argumentos de prioridad, voluntad y eficacia. Pero nada de esto se colige con la realidad. 
Los proyectos de la Junta en Almería, por necesarios y perentorios que fuesen, ninguno; insisto, ninguno se ha concretado en tiempo y forma. Aunque se pretenda reactualizar el fiasco reseteando los plazos y el tiempo perdido con visitas estelares y despliegues mediáticos, todos los proyectos de la Junta de Andalucía se han demorado o han sido retomados con el consiguiente coste adicional, y lo que no tiene precio: el tiempo y las oportunidades perdidas.
Acaba de inaugurarse cuatro kilómetros de la variante de Roquetas, obra que quedó paralizada durante varios años con notable enfrentamiento entre la Junta y Ayuntamiento de Roquetas por las expropiaciones. El Materno-Infantil se prometió; se libró una partida presupuestaria que se perdió; se detuvo la obra; la empresa denuncia a la Junta, y se decide retomar in extremis para evitar millonarias indemnizaciones. El Cable Inglés, tras “soportar” cinco presupuestos autonómicos, continúa sin actuación y, además, la Junta dice que ya no es de su responsabilidad patrimonial. La “autovía” del Almanzora está consiguiendo alcanzar el record de la ineptitud, aspecto superado en el retraso de la A-92 (casi 11 años). Sirva esta relación, sin perjuicio de otros olvidos, chantajes e incumplimientos para ilustrar el desparpajo de la Junta a la hora de aplaudir sus propios fracasos, ensordeciendo la crítica con el argumento de la confrontación.
Desde que Zapatero derogó el Plan Hidrológico Nacional (PHN) no existe una gestión del agua con garantías estables para el presente y futuro de Almería. Se pueden superar algunas deficiencias a otros niveles, y que han requerido extraordinarios esfuerzos reivindicativos. El tren, carreteras, El Corte Inglés, soterramiento, Puerto-Ciudad… todos son importantes y deseables proyectos. Pero sin agua, para qué queremos todo lo demás si nos convertimos en una provincia despojada de su principal motor económico y social.
Llegar a decir que el problema del agua ha quedado solucionado para siempre es un atrevimiento de proporciones bíblicas. A nada que se produce una pequeña disfunción sanitaria o administrativa miles de agricultores del Bajo Andarax han quedado desprovistos y a expensas de atrabiliarias soluciones que pasan por pagar precios desorbitados de agua desalinizada y volver al indeseable recurso de la subvención. Nada peor para establecer criterios de competitividad y garantías para la autonomía empresarial. 
Hasta la fecha no se conocen los verdaderos motivos por los que la Junta de Andalucía decidió cortar súbitamente el suministro de agua depurada de El Bobar para riego de las Cuatro Vegas. ¿Qué problema dio lugar a esta expeditiva decisión? ¿Se puede contar, o mejor no para evitar males mayores? ¿Por qué la Junta da soluciones tan complejas y caras? ¿Acaso es imposible una solución administrativa a lo que se hacía con “normalidad” durante años?







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