Aunque, en realidad, desde la Reconquista se venían realizando festejos que consistían en ventas o negocios (sobre todo relacionados con el ganado) así como Juegos de Cañas en la Plaza de la Constitución o la llamada “Feria de Esclavos” que existió en el siglo XVI y que giraba alrededor de la venta de prisioneros de guerra; el verdadero origen de nuestra Feria fue mucho más tardío.
El Ayuntamiento de Almería en su sesión de 17 de Septiembre de 1806 estimó que sería útil establecer Feria en esta ciudad coincidiendo con la festividad de la Virgen del Mar ( cuya aparición, según el historiador Juan Antonio Martínez de Castro se venía celebrando, desde hacía trescientos años, el 1 de Enero, pero había sido trasladada al domingo anterior, 25 de Agosto). No será hasta la segunda mitad del siglo, cuando Almería se asome al mundo por primera vez debido a “la fiebre minera”, con la riqueza procedente de la explotación de las minas de Sierra Almagrera y Sierra de Gádor y con la exportación de la famosa uva de Ohanes.
Esto supuso un período de esplendor para la Feria de Almería, nuestra Feria, que, si bien en cuanto a ganado era nula, alcanzó un notable desarrollo en joyas, caprichosos objetos de arte, abanicos, finas telas...
Sin embargo, pronto vemos la decadencia de este tipo de ferias como consecuencia del crecimiento demográfico y económico de Almería ya que surgió un importante comercio local que daba respuesta a las demandas de los ciudadanos.
Este fue el origen de que aumentaran los días de Feria en Almería (de 6 a 8) para dar mayor relevancia. En 1874 se instaló la Feria en la Plaza de la Constitución, que por entonces era Mercado. Para ello hubo que trasladar las verduras a la Plaza de la Catedral y la carne y el pescado a la Plaza de los Olmos.
El casco histórico se llenó de casetas y en el centro de la plaza un inmenso kiosco para los bailes.
Hemos tenido acceso al Programa de Festejos de aquel año, que consistía en diana con la banda municipal de gala, enanos y gigantes, música en la Feria, exposición de productos metalúrgicos en el Instituto y de ganado en la Rambla, regatas, cucañas, baile en el Círculo, procesión de la Patrona, función religiosa y dos novilladas en los días 22 y 24 en que torearon los espadas Felipe Navarro de Almería y Tomás Monge de Cádiz.
Hasta el año 1888 no se inauguraría la actual Plaza de Toros y en 1889 se instaló en un extremo del Paseo la llamada Montaña Rusa y en el otro la Fuente Mágica Luminosa.
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Pedro Mena Enciso