El ‘uber’ de la agricultura y los desequilibrios

José Manuel de las Heras
01:00 • 18 ago. 2017

No es ajeno a nadie el problema que vive el sector del taxi con la llegada de Uber y Cabify. Muchos piensan que se trata de competencia desleal, otros que la libertad del mercado y el consumidor prima por encima de todo, y se puede pensar que se trata de un vacío legal en relación con una situación nueva para el sector. Lo que es un hecho es que unos y otros no actúan bajo las mismas reglas, y esto provoca un desequilibrio. Pero esto no es nuevo, ni concierne sólo al sector del transporte. Los agricultores nos llevamos enfrentando muchos años a desventajas similares respecto a productos que vienen del exterior.
No hace tanto, con la creación de la UE se establecía un principio de preferencia comunitaria, que protegía los productos de los países integrantes de la misma. Desde entonces, se han ido aceptando excepciones y firmando acuerdos con países extracomunitarios, facilitándoles la entrada a nuestros mercados. Lo de siempre. El concepto de globalización tiene connotaciones positivas, pero ¿y la deslocalización? Hemos perdido gran parte de nuestra industria nacional por este motivo.
Acuérdense de lo ocurrido con el textil, el calzado o astilleros. Muchas empresas decidieron llevar su producción fuera, a cambio de menos impuestos y mano de obra barata. Los productores agrarios normales no nos deslocalizamos y no podemos competir con los salarios que se pagan en el norte de África o Sudamérica. Los controles fitosanitarios y veterinarios son muy severos, para proteger al consumidor y proporcionar una alimentación de buena calidad a la población; pero esas normas en el exterior son infinitamente más laxas. Lo mismo que con las de protección ambiental, residuos, impacto medioambiental de la actividad, etc.
Por todo esto, a los productores del sector primario, nos es casi imposible competir con los productos que vienen del exterior.







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