Desde que el 11 de marzo 2004 diez explosiones en cadena en cuatro trenes de cercanías de Madrid causaron 191 muertos y más de 1.600 heridos - atentados que se atribuyeron a brigadas vinculadas a Al Qaeda- Europa se ha convertido en un objetivo prioritario del terrorismo yihadista. A los atentados de Madrid le sucedió una cadena de atentados que recorrieron prácticamente todo el continente. En julio de 2005 cuatro explosiones provocaron 56 muertos y 700 heridos en Londres. En enero de 2015 fue el asalto a la redacción del semanario “Charlie Hebdo”, en París, con 12 víctimas. Por aquellos días, otras siete personas murieron también en París, cuatro de ellas rehenes que permanecían en el supermercado “Hyper Cacher”. En noviembre 2015 varios atentados casi simultáneos en la capital francesa dejaron 130 muertos —89 en la sala de fiestas “Bataclán”— y más de 300 heridos. En marzo de 2016 dos atentados yihadistas contra el aeropuerto y la línea de metro de Bruselas causaron 32 muertos y 300 heridos. Tres meses después fue cuando el tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel arrolló con un camión a las personas que estaban en el principal paseo de Niza y causó 84 muertos. También en 2016, en diciembre, doce personas murieron y decenas resultaron heridas en un mercadillo navideño en Berlín, arrolladas por un camión conducido contra la multitud.
Ya en 2017, el 22 de marzo, en un ataque terrorista islamista frente al Parlamento británico, en Londres, un hombre mató a cinco personas y causó 31 heridos. Y el 22 de mayo se produjo una explosión en el “Manchester Arena”, en la ciudad de Mánchester (Reino Unido), al final de un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande. La explosión causó 22 muertos y 59 heridos.
No era algo descabellado pensar que cualquier día algún lugar del territorio español también podría ser objeto de las iras de estos fanáticos y por esa razón el Ministerio del Interior estableció, enmarcado en el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, el nivel de alerta 4. Por si alguien lo desconoce, el Nivel de Alerta Antiterrosista (NAA) consiste en una escala de cinco niveles, cada uno de los cuales se asocia a un grado de riesgo. El más alto, el 5, significa que la posibilidad de sufrir un ataque terrorista es inminente. Se observaría presencia militar en las calles, con especial intensidad en las infraestructuras críticas, como son aeropuertos, emplazamientos turísticos o zonas de gran concurrencia. En la reunión de ayer la mesa de valoración de la amenaza terrorista acordó, con buen criterio, mantener el nivel de alerta 4. La diferencia entre el 4 y el 5 se reduce básicamente a la presencia o no del ejército.
Con un nivel de riesgo 4 no se acaba de entender el escaso grado de protección que tenía La Rambla de Barcelona, uno de los lugares de España donde se concentran más personas, principalmente visitantes. La furgoneta que el jueves arrolló a decenas de personas dejando en su recorrido varias víctimas mortales y numerosos heridos entró en La Rambla desde la plaza de Cataluña. Posteriormente recorrió 700 metros por el centro de la vía, reservada a peatones, hasta detenerse en el centro, a la altura de la calle de Sant Pau, cerca del Liceo. En esta extensa ‘operación’ la furgoneta encontró como único obstáculo el cuerpo de los viandantes. Cuesta creerlo, pero así fue.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/136344/nivel-4-de-alerta-antiterrorista