España deja de ingresar 160 millones al año en impuestos de Facebook y Google

A. R. Mendizábal
23:20 • 17 sept. 2017

La reunión del Ecofin este fin de se­mana en Tallin es sólo el ape­ri­tivo de la lla­mada Cumbre Digital de la Unión Europea el pró­ximo día 29 en la misma ca­pital de Estonia, pre­si­dente de turno este se­mes­tre. Pero esa cumbre tam­poco tiene visos de alum­brar una so­lu­ción de­fi­ni­tiva que alivie las penas de los países que no re­caudan nada o casi nada de grandes cor­po­ra­ciones tec­no­ló­gicas como Facebook, Google, Amazon y otras. Aun así, puede verse la luz al final del tú­nel. Uno de los muchos documentos a estudiar en esas reuniones es la carta ministerial que propone una armonización fiscal por medio de una ‘tasa de compensación’ o ‘tasa de equiparación’. 
La han firmado cuatro titulares de Economía: el francés Bruno Le Maire, el alemán Wolfgang Schauble, el italiano Pier Carlo Padoan y el español Luis de Guindos. En esencia, es la oficialización de una campaña para cambiar las cosas de forma que las multinacionales paguen en cada país en proporción al negocio que allí hacen. Otro informe, a título de documentación ilustrativa, es un estudio limitado y no muy extenso pero sí muy revelador, que acaba de hacer público el europarlamentario socialista holandés Paul Tang, bien conocido como experto en cuestiones fiscales y monetarias. 
En su página web presenta su informe con esta argumentación: ‘Los retos que presenta la economía digital no se abordan en el actual sistema tributario; ya es hora de modernizar el sistema, de modo que los gigantes tecnológicos como Google, Apple, Facebook y Amazon paguen una cuota tributaria justa’. El estudio de Tang para el Europarlamento, que también trabaja simultáneamente como los Gobiernos en cambiar la actual dinámica, sólo se refiere a Google, Facebook y Amazon. Aunque en este último caso la ingeniería fiscal es de tal calibre que no sólo presenta beneficios incluso mucho más ínfimos que las otras, sino que en 2014 se permitió el lujo de arrojar pérdidas. Y eso que está en la carrera para ser la primera corporación en tener un valor de mercado de un billón de dólares.
Tal vez las cifras parciales que aporta Tang den la medida del problema mejor que otro argumento. Sin ir más lejos, ha calculado la pérdida de recaudación por las operaciones de Google y Facebook en Europa durante el trienio entre los años 2013-2015. Este es el Top Ten: Alemania (889 millones de euros perdidos), Reino Unido (810 millones), Francia (741), Italia (549), España (482), Polonia (335), Holanda (215), Rumanía ( 158), Bélgica (133) y Suecia (124). Para España resulta una pérdida de 161 millones sólo por esas dos empresas.
Más datos. En esos tres años, Google pagó sus impuestos en Irlanda, donde está domiciliada, a razón no más del 0,8% de su facturación total en la UE. Y Facebook, muchísimo menos aún, apenas el 0,1%. Como dato comparativo, ese 0,1% de la empresa de Mark Zuckerberg palidece cuando se contrasta con el 28%-34% de impuestos pagados en otras zonas geográficas fuera de la Unión Europea.
Más aún. Las estimaciones calculadas con mayor o menor aproximación se han realizado con tres supuestos distintos. El primer método se basa en los beneficios que ambas empresas deberían haber declarado en Europa de acuerdo con sus ingresos y con la cifra global de beneficios en sus resultados consolidados. En este caso la pérdida total para los países europeos habría sido en esos tres años de 5.100 millones de euros.
El segundo método parte de la facturación total en Europa de las dos empresas y la reparte proporcionalmente según la penetración en los hogares de cada país. Las pérdidas subirían un poco más, hasta 5.400 millones de euros.
El tercer método es el más interesante, porque es un ejercicio de anticipación. Calcula los valores que alcanzaría la puesta en marcha de la propuesta de Alemania, Francia, Italia y España de establecer una tasa fija a la facturación en cada país, no a los beneficios. Se quiere establecer un tipo de entre el 2% y el 5% de los ingresos en cada país. Así todos tendrían una pieza del pastel, y no sólo algunos como Irlanda, Luxemburgo, Malta y otros que tienen un tratamiento fiscal más que favorable.
De acuerdo con este tercer método, las pérdidas bajarían algo, entre 3.972 y 1.589 millones en esos tres años estudiados. Por eso todavía todo está muy verde. Por eso…, y porque Irlanda y Malta ya han puesto el grito en el cielo. No quieren perder el chollo de tener domiciliadas a montones de corporaciones que acuden al sol que más calienta.
El escollo para cambiar el sistema tributario europeo está en los países con tipos muy bajos. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha propuesto que se elimine el derecho de veto en estas cuestiones y se acuerden los cambios por mayoría. Pero entonces, ‘para Irlanda eso sería una amenaza peor que el Brexit’, como acaba de quejarse con toda claridad el titular de la Agencia Tributaria de ese país, Seamus Coffey.
Lo que tienen por delante el Europarlamento, el Ecofin y la Cumbre Digital, donde Estonia baraja hasta seis posibles soluciones, lo resume la conclusión de Paul Tang: ‘Mientras no adaptemos las desfasadas normas tributarias corporativas internacionales a la era de la economía digital, los estados miembros estarán perdido valiosos ingresos fiscales. Por tanto, es urgente ponerse al día en las normas tributarias de forma que garanticen una tributación equitativa y eficiente de los ingresos corporativos en la economía digitalizada’.







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