¿Y toda esa gente no trabaja?

Si una casta corrupta y enloquecida se hubiera apoderado de los corazones y las mentes andaluzas y nos hubieran convencido de que una Andalucía separada de España sería la panacea y una cornucopia de la que manara incesante la leche, la miel y el empleo, quizás habría –igual que en Cataluña estos días- miles de personas en las calles, en concentraciones, en estado de prealgarada o agitado enseñas. En ese caso, y ahí es donde quiero llegar, lo más probable es que alguien se hiciera las sencillas preguntas que muchos nos hacemos al ver la abarrotada actividad independentista catalana: “¿Y esta gente no trabaja? ¿No estudia? ¿No produce?” Pero si en lugar de catalanes fueran andaluces, seguramente saldrían voces –llámenme loco, pero probablemente muchas en la misma Cataluña- relacionando la masiva presencia en las calles con la presuntamente congénita tendencia del andaluz a la vacación y la holganza. “Manada de gandules”, sería el comentario más probable. Pues bien, eso es exactamente lo que pienso cada vez que pongo la tele y veo las calles a rebosar de independentistas montando guardia permanente en plazas y calles. “¿Qué obligaciones estarán incumpliendo para poder formar parte activa de esta mascarada?”. Y es que, al margen de cuestiones tan importantes como la polarización del odio, la demolición de las instituciones y el envenenamiento de la convivencia que ha supuesto este descacharrante “procés”, hay un par de cuestiones que me rondan la cabeza estos días. ¿Este es el motor productivo de la aspirada República Catalana? ¿De verdad toda esta panda de vociferantes desocupados va a ser la masa trabajadora que sustente las pensiones republicanas catalanas? Mal lo veo. Y otra cosa, reservada para el final, que ya es de traca. ¿En qué liga aspira a jugar desde el próximo fin de semana el Barcelona FC? Sé que no es representativo, pero desde aquí aviso que no cuenten conmigo para abonarme al canal donde retransmitan una liga entre equipos de pura cepa catalana. Anda y que les den.