El debate ferroviario

Antonio Felipe Rubio
01:00 • 29 sept. 2017

Es cierto que las principales ciudades costeras de España y Europa mantienen sus puertos comerciales con una eficaz conexión ferroviaria que favorece la entrada y salida de mercancías que llegan o salen por barco. Es cierto que estas ciudades dotadas de conexión ‘ferroportuaria’ cuentan con un largo historial comercial e industrial que posibilitó el salto tecnológico y logístico que proporcionaba el tren. Así, en Almería la “revolución industrial” llegó con el mineral de hierro que, en manos de capital extranjero y dejando un exiguo valor añadido para los autóctonos, encontró la necesidad de operar la exportación de mineral con la logística de un gran cargadero (Cable Inglés y Francés) y la instalación de una línea férrea electrificada hasta el ramal de Alquife (línea operativa exclusivamente para este tipo de transporte), quedando la máquina de vapor y la carbonilla para “disfrute” de los viajeros que empleaban en el enlace con Madrid no mucho más tiempo de lo que aún se sigue padeciendo.
Mientras tanto, nuestra industria autóctona (uva de Ohanes) se limitaba a la logística del lomo de mulo que cargaba barriles de 22 kilos por caminos intransitables hasta el puerto. Así era el proceder de nuestra pacata ¿burguesía?, que se delectaba con este modelo forroportuario en sus sobremesas de Casino y Círculo Mercantil (equiparen a Cámara de Comercio, Asempal, Autoridad Portuaria, etc.).
La Mesa del Tren, Colegio de Arquitectos, Autoridad Portuaria y Ayuntamiento de Almería acaban de celebrar un debate sobre el “Modelo Ferroviario de Almería”. El Ayuntamiento asegura que su posición sobre la conexión del tren con el puerto es “siempre” con soterramiento total; inteligente posición que aleja posiciones negativas o de confrontación ya que pide lo mejor, aunque sabe que es un imposible. El Colegio de Arquitectos “observa enormes dificultades para el soterramiento”. El Puerto se mantiene en la condición inexcusable de la llegada del tren… aunque sea en superficie. Y la Mesa de Tren… La verdad es que no sé qué dice exactamente.
Pero vayamos a lo práctico. Imaginen que el Hotel Algarrobico se hubiese construido en la Urbanización de Roquetas de Mar, junto a las decenas de hoteles que jalonan la costa turística de esta localidad. A estas horas, el hotel desarrollaría su funcionamiento normal y habrían procedido a la inauguración las autoridades civiles y la bendición del reverendo; incluso no descarto el paso por sus dependencias hoteleras de algún activista de Greenpeace y otros aguerridos detractores de su actual ubicación. Y es que ese es el problema que nadie sabe o quiere ver: El Algarrobico no está donde tiene que estar. El citado hotel no es una maldad intrínseca, su problema es ubicarlo en el lugar que agravia, desentona y perjudica. Pues, eso es lo mismo que llevar las vías del tren y actividades industriales molestas al puerto de la ciudad. El puerto de Almería concentra -abigarra- actividades que bloquean el acceso, limitan la conectividad con la ciudad y molestan con granel y otros almacenamientos a la intemperie. El puerto de Almería, independiente de lo que diga el Puerto, es parte integrante de la ciudad, y viceversa. No hay otro puerto en el que un crucero ponga a su pasaje en el centro de la ciudad a siete minutos, caminando; como tampoco hay puerto que contamine a la ciudad con mercancías que igualmente distan tan cerca de los barrios afectados. 
Nadie arguye dificultad para llevar las actividades industriales al puerto “industrial” de Carboneras, incluyendo un ramal ferroviario desde Venta del Pobre que sí -ahora sí- proporcionaría una excelente viabilidad y potencialidad a un puerto industrial que se ve limitado por la carencia de conexión ferroviaria. 
¿Acaso es malo poner una siderometalúrgica en Almería? No, pero tampoco la vamos a poner junto al Hospital Torrecárdenas. Bueno, no estoy tan seguro.     Insisto. El Algarrobico no genera problemas en la “Urba” de Roquetas; en un parque natural, sí. Un puerto industrial con las vías en superficie no puede estar en las mismas narices de la ciudad; ni mucho menos se puede pensar, así, en el pretendido Puerto-Ciudad.  







Temas relacionados

para ti

en destaque