Hay una dinámica que me enseñaron siendo adolescente que no la he olvidado en la vida. Consistía en unir todos los puntos con un solo trazo. El problema se resolvía solo de una manera: si sacabas el trazo fuera de los puntos conseguías resolverlo. La enseñanza era que muchos de los problemas se resuelven saliendo de lo establecido, de lo aprendido. Cualquier idea o propuesta pueden darte la perspectiva necesaria para solventar las pruebas que te va poniendo la vida a diario.
Vandana Shiva, científica, filósofa y ecofeminista, nos enseña a base de conocimiento y espíritu antiderrotista a abrazar la tierra, y en el mundo actual nos da una propuesta de Paz. Esta científica, con doctorado en Física Cuántica en la Universidad Western Ontario, va haciendo en su día a día un equilibrio entre Ciencia y biodiversidad, trasladando así lo aprendido con esta formación y su amor a la Naturaleza. Dentro de sus más de 300 ensayos y 13 libros nos dice que reducir los problemas no es la clave para resolverlos en el mundo actual. Nos da las claves, como ejemplo de ello, con las mujeres campesinas de la India, mujeres que están conectadas con los ciclos y ritmos de la Naturaleza, nuestra civilización actual ya no la comprende ni la respeta. Ellas en cambio atesoran los conocimientos y habilidades que podrían usarse para la construcción de la Paz. Ellas saben que el bosque tampoco es uniforme, con los árboles rectos, ni a todos se les presupone el mismo valor comercial, etc. El bosque es diverso aunque en él crezcan las plantas en el mismo suelo, con las mismas lluvias e incluso inclinados hacia el mismo sitio. Cada año va esculpiendo de forma diferente a cada árbol y entre todos conforman un bosque en el que ningún detalle carece de importancia para la supervivencia. Las mujeres campesinas indias, dice Vandana, que atesoran las claves de La Paz. Son mujeres que producen, reproducen y consumen, y que han conservado la biodiversidad porque en su cultura han sido las guardianas de las semillas, han almacenado el equilibrio y la armonía en su sociedad y con su entorno, han producido y preparado abonos que nutren a la tierra devolviéndoles lo que le arrebatamos, etc.: ellas son un ejemplo entre la Ciencia y la biodiversidad en el Planeta.
La violencia con el que arrasamos todo lo que es diferente, lo que no es uniforme, recto e útil es violencia que se ha convertido en globalizada. La violencia de la guerra, por tanto va acompañada de la violencia de la globalización, y como sociedad no nos queda otra que impulsar alternativas a la guerra, a lo no sustentable, a las injusticias sociales y económicas sin deteriorar el tejido ecológico.
Dice Vandana: “estas alternativas necesitan combinar nuestra pacificación con el planeta y nuestra pacificación entre la gente de diversas culturas. Lo uno no es posible sin lo otro”. En la actualidad los presupuestos militares y los estados policiales son cada vez mayores, porque nos están haciendo creer que vivimos en un estado de inseguridad social. Vandana nos vuelve a dar luz en el camino hacia la Paz, y nos dice que la seguridad tiene que ser ecológica, económica, cultural y política. “Este nuevo paradigma hará que no nos movamos por una cultura dominada por la violencia, a una cultura de pacificación, creatividad y paz: eso es el paradigma de democracia para la tierra”, resalta Vandana.
Diversidad La democracia de la tierra, como la de los árboles diversos en el bosque, ofrece una nueva concepción en el desarrollo de las sociedades, un cambio de visión de los gobiernos a todos los niveles, desde lo local a lo global. Se refuerza así la seguridad ecológica y económica haciendo que las sociedades sean más inmunes a la cultura del odio y del miedo que tan rápidamente se propaga y arraiga. En la guerra y en los enfrentamientos no está la respuesta a nuestros problemas, en cambio fuera de ella “podemos cooperar para crear la paz, el desarrollo sostenible y la justicia”. Como en el bosque, en la diversidad está la clave: nos toca tener una nueva mirada y comprender de nuevo conceptos, como por ejemplo de pobreza y democracia, sin perder de vista que pertenecemos a un planeta que nos da la vida y en el que habitamos con otras especies vivientes y silentes. El primer cambio, por tanto, tiene que ocurrir en nuestra mente, dejar paso a la creatividad usando, por ejemplo, la indignación para crear alternativas no establecidas que, como en la dinámica de adolescente, pueden estar fuera de un papel que contienen los puntos que hay que unir.
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